Tipos de fósiles. Parte 2

DSC03086Por supuesto, como este post es una segunda parte, deben asegurarse de haber leído el anterior, lo que pueden hacer en este link.

En esa primera parte habíamos contestado una de las preguntas formuladas, pero todavía debemos responder las siguientes:

¿Cómo se clasifican los fósiles según su utilidad?

Aclaremos primero, que la sola presencia de un fósil aporta muchísima información acerca de diversos temas de interés en la reconstrucción de la historia geológica y biológica, tal como ya lo señalé en el post en que di las primeras definiciones sobre Paleontología y fósiles.

No obstante, algunos especímenes son de mayor provecho para unos u otros fines, y eso permite clasificarlos en consecuencia, resultando las siguientes categorías:

Fósil guía, característico o índice: es el que sirve básicamente para determinar la edad relativa del estrato que lo contiene. Para que sirva a estos fines, obviamente debe tener un desarrollo evolutivo comparativamente rápido, de modo que a lo largo del tiempo se noten sus cambios, o sencillamente desaparezca, y pueda con eso determinarse la época en que existió.

Esto se suele denominar como distribución vertical corta, entendiendo que el eje vertical es el eje del tiempo. Debe entonces haber tenido un biocrón, o tiempo de existencia, relativamente breve (eso implica millones de años casi siempre, de todos modos)

Por el contrario, su distribución horizontal (el eje horizontal es el del espacio) debe ser tan amplia como sea posible, para permitir comparar edades de estratos en muchos lugares diferentes.

Finalmente deben ser fáciles de encontrar, no deben ser ejemplares extremadamente raros.

Fósil de facies: A diferencia de los anteriores, no son usados para marcar edades, sino condiciones del ambiente, para lo cual se requiere que hayan sido exigentes durante su existencia, como pueden ser los corales, que señalan mares cálidos, ya que no soportan temperaturas inferiores a los 20° C.

Plastotipos: son calcos o reproducciones sintéticas obviamente artificiales, pero que se usan con fines didácticos, comparativos y de exposición, de modo que no faltan en ninguna colección que se precie. Ejemplos espectaculares los veremos en el material que trajo el Pulpo de su gira, y precisamente pueden ver una foto de plastotipos del Museo de La Brea ilustrando el post.

Fósil viviente: No me miren a mí, este término se refiere a formas que casi no han evolucionado en el tiempo, y que existen aún hoy, como la língula o el celacanto. Su utilidad es sobre todo para comparaciones morfológicas, pero no da indicios de edades precisamente por su largo biocrón.

Fósil enigmático: es el que no se puede ubicar con total certeza en la taxonomía, vale decir que no se reconoce su posición en un género, familia, o taxón en general. Su utilidad, tanto como la del siguiente es la de incentivar investigaciones más exhaustivas.

Fósil problemático o dubiofósil: es el que se asemeja a un fósil, pero podría no serlo en realidad.

Pseudofósil: es una estructura sedimentaria o un hábito mineral que puede parecer un fósil sin serlo. Obviamente, por no ser un fósil no debería estar en esta clasificación, pero lo incluyo simplemente para alertar a los potenciales coleccionistas sobre su existencia.

¿Cómo se dividen los fósiles según su tamaño?

Microfósiles: son solamente visibles en microscopio óptico y requieren tratamiento químico para su separación desde el sedimento que los contiene. Normalmente se exploran todos los estratos en su búsqueda, pero no se sabe a priori si se encontrarán o no.

Nanofósiles: también requieren separación previa, pero sólo se hacen visibles en microscopía electrónica.

Macrofósiles: son los del tamaño de una muestra de mano, y se encuentran a simple vista, aunque también deben ser separados cuidadosamente de la matriz sedimentaria.

Megafósiles: son los escasos hallazgos de restos de grandes ejemplares completos o casi completos. En Córdoba se ha encontrado, por ejemplo, un gliptodonte casi entero, del tamaño de un automóvil Fiat 600.

Hasta aquí, nuestra clasificación, que dista de ser la única posible, ya que como señalé en otro post cada uno puede separar a las cosas como mejor le plazca, siempre que explicite el criterio aplicado, y lo respete a rajatabla.

Y para terminar, aclaremos ahora que además de ser diversos los fósiles mismos, también son variados los procesos que los constituyen como tales y que permiten su preservación por miles y aun millones de años, pero eso ya es motivo de otro post, que vendrá muy pronto, porque necesitamos esa información para meternos de lleno en el estudio del Rancho La Brea, que ya les mencioné en otro momento en el blog.

Y ahora, un abrazo, y hasta el miércoles. Graciela.

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6 comentarios para “Tipos de fósiles. Parte 2”

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