Terremoto en Venezuela.
Como siempre que la naturaleza nos sorprende con un evento geológico de importancia, salgo a explicarlo en la medida de mis posibilidades, a los fines de tranquilizar a los lectores, porque nada asusta tanto como lo que no se comprende.
¿Dónde y cuándo ocurrió el sismo?
El terremoto se registró el 21 de agosto del corriente año (2018) a las 21 horas, 31 minutos y 42 segundos de la hora local UTC. Aclaremos que esta sigla indica que se trata de la hora según el sistema de Tiempo Universal Coordinado, que hoy reemplaza al más conocido GMT por su mayor precisión, ya que se coordina con los relojes atómicos de 70 laboratorios en el mundo.
El epicentro se localiza a unos 20 km al nor-noroeste de Yaguaraparo, en Venezuela.
Yaguaraparo es parte del estado de Sucre, más específicamente en la península de Paria, y constituye la ciudad capital del municipio de Cajigal. Las coordenadas del epicentro mismo, fueron 10.739° de latitud Norte y 62.911° de longitud Oeste.
El hipocentro se localizó a 123.2 km de profundidad, es decir que resulta de profundidad intermedia.
¿Qué características tuvo?
Alcanzó una magnitud de 7.3 de la escala Richter, pero si bien provocó daños materiales, hasta el momento en que escribo esto, no se han registrado víctimas humanas.
La región afectada por este terremoto ha presentado otros eventos pero de magnitudes muy inferiores. En esta ocasión, se trata del terremoto más importante acontecido en la zona entre los siglos XX y XXI.
¿Cuál es el marco de la Tectónica Global, en que aconteció el sismo de Venezuela?
En el área afectada tiene lugar el contacto entre las placas Sudamericana, que se desplaza hacia el oeste a una velocidad aproximada de 20 mm por año, y Caribe, bajo la cual subduce la primera.
El fenómeno de subducción comienza a unos 550 km al este del epicentro, y en el sitio de éste alcanza ya profundidades de unos 150 km. El hipocentro se localizó casi en el extremo sur de la zona de subducción.
¿Qué factores locales condicionaron el evento?
En la zona precisa en que se liberó la energía, tiene lugar un fallamiento inverso a profundidad intermedia, y por ende el sismo pudo responder a un deslizamiento, a lo largo de esa línea de ruptura. Al dismimuir la profundidad, el contacto subductivo pasa en transición a fallas transformantes del sistema San Sebastián – El Pilar.
En el caso que nos ocupa, lo más probable es que la energía se haya liberado dentro de la placa Sudamericana, antes que en la zona de contactos transformantes, mucho más someros.
Recordemos que el hipocentro sólo de manera teórica se asimila a un punto, mientras que en la realidad abarca zonas de alguna extensión, afectadas por fallamiento.
¿Qué podría pasar ahora?
Por supuesto, las placas involucradas se continuarán acomodando por algún tiempo, lo que producirá nuevos sismos en toda la región, hasta encontrar su nueva posición de reposo relativo. Pero como gran parte de la energía acumulada ya se liberó en el sismo del 21, no cabe esperar réplicas de igual magnitud.
En zonas asentadas en las otras placas que están en contacto con las que se movieron bruscamente ayer, también habrá en el corto plazo eventos sísmicos de diversas magnitudes. Conviene estar alertas en los países cercanos.
Y no puede descuidarse el monitoreo para alertas de tsunamis, todavía por algunas horas.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.