20 cosas que NO deben hacerse en una visita con niños a museos, parques temáticos etc.

imagentptumo-y-manglares-2010-004En relación con numerosos posts anteriores, fueron surgiendo estas reflexiones, inspiradas en comentarios de algunos lectores, en experiencias personales, y por supuesto en la fantasía y el humor.

Espero que las tomen con la misma buena onda con que fueron escritas…aunque a esta altura ya no sé qué esperar.

Si está planeando una visita familiar a un museo, esto es lo que NO DEBE HACER bajo ningún concepto:

  1. No vaya con la idea de que la entrada es un paquete accionario de la compañía organizadora, que le da derecho a exigir cambios de precios, fechas, horario, emplazamiento, infraestructura o características de la muestra. Mal que le pese, el evento tiene ya reglas estipuladas, y preferirá perder el aporte económico que significa su entrada, antes que mudarse a la puerta de su casa para ahorrarle a usted el traslado.
  2. No predisponga a toda la familia en contra, quejándose de los precios de las entradas, de la pérdida de tiempo, del costo del estacionamiento, o de la crisis en Egipto, desde el momento de salir de su casa hasta el regreso sin gloria. Si no quiere hacer la visita, sencillamente no la haga, no es obligatoria para nadie.
  3. Si en última instancia decide ir, hágase cargo de los efectos sobre su bolsillo, su estado de ánimo, y la armonía familiar, sin echarle la culpa a nadie más, ya que si bien puede ser que alguien le sugiera la visita, difícilmente habrá sido llevado a las rastras, si es usted un adulto responsable.
  4. Vaya cómodo y relajado. Ninguno de sus hijos se sentirá motivado si lo escucha quejarse de que le duelen los pies, la espalda o las orejas. Y meterse un hijo debajo de cada brazo para pasar corriendo delante de los elementos en exhibición para terminar lo más rápido posible, no será disfrutable para usted ni para ellos.
  5. Si su hijo desconoce todas las reglas de la convivencia pacífica, tal vez requiera algunas salidas a espacios de interacción social, antes de internarse con él en un museo, porque resultará muy desprolijo que se dedique a desmantelar vitrinas, encaramarse en los ejemplares exhibidos, o revolcarse en el piso pegando alaridos, con la pretensión de llevarse un dinosaurio a su casa.  (En principio hablo de la conducta de su hijo, no de la suya, pero si algo le cabe en la enumeración, usted sabrá)
  6. Ahora sí, si el que hace todas esas cosas es usted mismo, con más razón requerirá otros entrenamientos previos a la visita al museo.
  7. Si ninguno de ustedes está debidamente socializado, advierta al menos a su cónyuge que también es mal mirado que se descalce en público y reparta chancletazos, con el riesgo que eso implica para los demás visitantes y los materiales en exhibición.
  8. No trate de ahorrarse unas monedas de gastos en gaseosas y golosinas, porque no se permite en ningún museo sentarse a tomar mate con criollitos entre los stands. Ni acá ni en Europa, de modo que si se lo hacen notar, no insulte a nadie, limítese a volver a plegar las reposeras y levantar la canasta de picnic, procurando no olvidar ninguna vitualla, porque no le admitirán reclamos posteriores.
  9. Si lo invitan a sacarse una foto, sepa que se la van a cobrar, y que los souvernirs están en venta, no son regalos, de modo que no ponga el grito en el cielo si le exigen los correspondientes pagos.
  10. Si usted tiene algún conocimiento sobre el tema, no es necesario que se suba a un banquito y diserte sobre el mismo, si la gente estuviera interesada en su discurso, pagaría para ir a verlo a usted, no a la exposición. Y si usted se desvive por mostrar su pericia, en vez de hacer papelones, genere su propia conferencia en el ámbito adecuado.
  11. No discuta con el guía sobre temas específicos, esgrimiendo algo que usted leyó en el Patoruzito cuando era chico. Seguramente el guía se habrá preparado con bibliografía actualizada.
  12. Si desde un conocimiento profundo y actualizado, usted detecta algún errorcillo, comuníqueselo al guía a solas y discretamente, no es una competencia entre su conocimiento (del guía) y el suyo (de usted), pero él se juega su trabajo y usted no.
  13. No sea intolerante con los hijos ajenos. Ellos también pagaron su entrada, y usted no ha comprado con ella el derecho de admisión.
  14. Si hay que hacer cola, no insulte a los organizadores, los guías y los publicistas. Más bien aproveche el tiempo para conversar cordialmente con los que están en la misma espera que usted. Y si le pone humor, hasta una fila es entretenida.
  15. No haga a los demás lo que no quiere que le hagan a usted. Por ejemplo, evite que los aullidos de su hijo impidan a los demás escuchar las explicaciones del guía. Si no consigue que se calle, considere la posibilidad de acortar la visita, o retirarse lisa y llanamente.
  16. No haga reclamos absurdos. Si usted tiene una bruta diarrea gastroenteritis y tiene que esperar en la cola del baño, no culpe a la empresa si tiene un accidente. Piense que debería haber elegido otro día para el paseo.
  17. No solicite reembolso del dinero si su nene se aburrió, si un dinosaurio le asustó al bebé, o si usted fue a una muestra del Jurásico y no encontró en ella hombres de las cavernas. Si esperaba verlos, es usted el equivocado, no la empresa organizadora.
  18. No entre a repartir cachetazos entre los niños ajenos, aun cuando se le adelanten en la cola: son los padres los que deberán hacerse cargo de ellos, no usted.
  19. Si no le interesa la ciencia, no le atraen los museos, y no le gustan los precios de las entradas, NO vaya a las muestras, así de fácil, y todos contentos.
  20. No luche contra lo que no puede cambiar. Si los dinosaurios le parecen animales muy feos, quejarse no los hará más bonitos.

Espero que se tomen este post con humor, como yo lo escribí, pero no dejen de tener en cuenta que hay mucho de cierto en lo que digo, porque con una sonrisa se pueden decir y escuchar muchas verdades.

Un abrazo. Graciela

 

6 comentarios para “20 cosas que NO deben hacerse en una visita con niños a museos, parques temáticos etc.”

  • Dayana says:

    Sobre el punto 11, recuerdo que una vez Diego, mi ex, me llevó a una charla sobre cosmología al auditorio del observatorio de Córdoba. No recuerdo el tema exacto, pero supongamos que era sobre la expansión del universo… la cosa es que en un momento uno de los asistentes cara-de-lector-de-la-patoruzito le dice al doctor en física que estaba explicando: «A mi eso no me parece, pero si ud lo dice…»

    Me quedé con la boca abierta por la caradurez del desubicado ese, porque a pesar que yo no había entendido ni jota de lo que dijo el físico, lo que decía el otro nabo sonaba a una huevada grande como una casa.

    El físico, con una humildad impresionante, le volvió a explicar el asunto dando a entender que había cosas que la ciencia no había podido demostrar todavía y que podía ser que lo que el presentaba como una explicación posible el día de mañana fuera descartada. Y el nabo no dijo nada mas, pero tampoco quedó muy convencido de que un investigador científico que dedicaba su vida a eso podía saber más que él.

    En otro orden de cosas, estoy en desacuerdo con los puntos 13 y 18 y por eso no pienso ir a ninguna actividad con niños

  • Graciela L.Argüello says:

    jajaja, ya te voy a ver cuando tengas niños propios, Dayana

  • terox says:

    Se ve que tenés experiencia con amarretas… y niños ajenos!

  • Dayana says:

    Disculpe señora, no es usted la madre del niño que aprendió a autoflagelarse para evitar sus chas chas cola? 😀

  • Graciela L.Argüello says:

    Jajaja! Esa anécdota es muy buena, Dayana, pero va a ser narrada en mi otro blog porque no tiene nada que ver con la Geología. Y demuestra que mis «enojos» no eran tomados en serio ni por un niño de dos años. 😀

  • Graciela L.Argüello says:

    ¡Yo tengo experiencia con taaaaantas cosas, Terox!. Lo más insólito que se te pueda ocurrir me ha pasado en la vida real

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