Archivo de la categoría ‘Geología en la vida cotidiana’
Una nueva entrevista radial
Hoy les traigo la grabación de una nueva entrevista en la que participé. esta vez se trata del programa «Escuchame una cosita» de la radio La retaguardia, de Buenos Aires, con la conducción de Silvio Florio. De paso agradezco la gentileza de la invitación.
La primera parte de la grabación incluye a una comunicóloga con quien después de mi incorporación se generó un diálogo muy interesante, no salten ninguna parte aunque no sea específicamente geológica.
Un abrazo y hasta el próximo miércoles, con un post informativo. Graciela.
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El monte Quimera, otra puerta del Infierno
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Ya hace un tiempo les presenté, a través de una entrevista televisiva que me hicieron, los diez sitios que se han dado en llamar «Puertas del Infierno», y les hablé de dos casos particulares también. Hoy nos internaremos en el tercero: el del Monte Quimera.
¿Dónde queda el Monte Quimera?
Este monte, de nombre inspirado en la mitología griega se encuentra en lo que es hoy Turquía, razón por la cual tiene también otro nombre turco. Se trata del Monte Yanartaş, palabra que en idioma turco significa rocas ardientes, ya que lleva siglos en llamas.
Su situación geográfica es próxima al Valle de Olimpo y la ciudad homónima, que se sitúan a su vez a unos 40 km de la ciudad de Antalya, al sudoeste de Turquía, entre el distrito central de Kemer y la ciudad de Beldibi,
¿Qué puede decirse en general de él?
La característica que hoy nos convoca y que hace de él un atractivo turístico es que arde de manera permanente debido a filtraciones desde una reserva subterránea de hidrocarburos gaseosos, de origen tanto biótico como abiótico, como veremos en seguida.
¿Desde cuándo está ardiendo?
Según se calcula, lleva ardiendo unos 2.500 años, ya que el fenómeno fue por primera vez mencionado por el historiador griego Ctesias en el siglo V a.C. Sin embargo, fue recién en el año 1811 que se le dio el nombre de Quimera como reconocimiento al ser mitológico que escupía fuego y fue combatido por Belerofonte.
¿Cuál es su contexto geológico?
El monte Quimera forma parte del Complejo Antalya, que incluye varias zonas de rumbo N–S, comprendiendo un rift del Mesozoico temprano, formación de una cuenca, desarrollo de un margen pasivo, colapso y cierre durante el Eoceno. Con posterioridad, durante el Mesozoico- Cenozoico. se deposita una plataforma carbonática que constituye dos cinturones separados: el de Beydagları al oeste y el de Kemer al este.
En ambos emplazamientos se incluye un basamento paleozoico, al que sobreyace en disconformidad, una secuencia carbonática del Triásico-Paleoceno de unos 5000 m de espesor.
Las secuencias a uno y otro lado de la discontinuidad están separadas por ofiolitas del Mesozoico tardío y unidades tipo melange.
¿A qué se deben las filtraciones de gas y por qué arde la zona?
Se conoce la presencia subterránea de metano, etano y propano que se habrían formado según diferentes mecanismos y en distintas rocas madre.
Los isótopos de etano y propano analizados en la zona sugieren un origen termogénico a partir de una roca con alto contenido orgánico, de posible edad entre paleozoica tardía y mesozoica temprana.
La fuente del metano podría ser resultante de una mezcla entre gases termogénicos y abióticos. La fracción termogénica podría corresponder a las mismas rocas madre que los otros dos gases, mientras que la contribución abiótica implicaría reacciones involucrando olivino y dióxido de carbono disuelto o en minerales como grafito, por ejemplo. Un tercer requisito es la presencia de un catalizador como cromita o magnetita, presentes en rocas ultramáficas como las descriptas en el área.
¿Hay algo más para agregar?
Según la tradición oral, antiguamente los marineros se guiaban por las llamas para orientar su navegación, y se dice también que los viajeros que pasan por el lugar se valen de ellas para calentar agua para sus infusiones, o hasta para preparar sus comidas.
Se cree igualmente, que este fuego habría sido el inspirador de la figura mitológica que describe Homero, y de la cual, el monte tomaría el nombre muchos siglos después,
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio
El sismo en Japón del 13 de enero de 2025
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Hoy nos ha sorprendido la noticia de un sismo en Japón, y hablaremos un poco sobre él.
¿Qué reporta la prensa al respecto?
Lo primero que debemos agradecer es que no se han registrado víctimas personales ni daños de gran importancia, por razones que analizamos más abajo. No obstante se sintió la fuerte sacudida y se emitió una alerta por tsunami, de lo cual también hablaremos luego.
Por lo demás, se informa que tuvo lugar en las proximidades de Miyazaki, el día 13 de enero de 2025 (hoy) a las 12:19:32 (UTC).
¿Qué características técnicas tuvo?
Según lo que informa el USGS, la magnitud fue de 6.8, con epicentro unos 18 km al SE de Miyazaki, Japón, según coordenadas 31.806° N y 131.565° E. El hipocentro se calcula a 36 km de profundidad.
¿Cuál es el contexto geológico que explica esa alta sismicidad en Japón?
Japón y su territorio insular se encuentran emplazados en las fronteras de varias placas tectónicas, tales como la de Filipinas, del Pacífico, la Eurasiática y la Norteamericana. No es pues de extrañar que se trate de una de las zonas más activas geológicamente, y se sacuda sísmicamente con cierta regularidad. También la pequeña placa de Sonda influye en el contexto regional.
Una característica muy peculiar es que en la zona en cuestión casi todas las placas convergen, como es el caso de la placa Pacífica que subduce al sur de Japón; mientras que al oeste convergen también la placa de Filipinas con la de Sonda, por mencionar ejemplos.
Todo eso produce gran actividad tanto tectónica como volcánica. Y por supuesto es alta la ocurrencia de tsunamis también.
¿Por qué, sin embargo, normalmente se registran pocos daños y víctimas?
Esencialmente porque la vulnerabilidad es baja, debido a la conjunción de edificaciones sismorresistentes, educación para la contingencia, y una cultura donde las indicaciones que van emitiendo las autoridades se cumplen a pie juntillas. Les sugiero que sigan todos los links que he incluido aquí, porque no voy a repetir temas ya tratados en detalle con anterioridad.
¿Por qué se emitió una alerta por tsunami?
Siendo la zona mayormente insular, la alerta es una consecuencia lógica, y forma parte de los protocolos de prevención. De hecho, acabo de escuchar que ya hubo pequeñas manifestaciones asimilables a tsunamis poco intensos.
¿Qué sigue ahora?
Como siempre lo indico, habrá que estar conscientes de que ahora seguirán réplicas de menos magnitud hasta que las placas encuentren una nueva posición de equilibrio. No cabe suponer que sean de gran magnitud porque ya la energía acumulada ha sido liberada en gran medida. Las autoridades de las costas al otro lado del Pacífico deberán monitorear la situación por las razones que expliqué ya en este post, que les recomiendo ir a leer.
Ahora, antes de despedirme, les recuerdo que hubo también un sismo recientemente en Nepal, y que pueden leer algunas explicaciones generales en este post, aunque no lo haya escrito ahora, sino hace muchos años con motivo de otro evento.
Un abrazo y hasta el próximo miércoles, con un post informativo. Graciela.
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La imagen que ilustra el post es del Servicio Geológico de los Estados Unidos.
Una efeméride de interés
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Mañana 7 de enero se cumple un nuevo aniversario del descubrimiento, realizado por Galileo Galilei, de los cuatro satélites de Júpiter de mayor tamaño.
Como ya hay un post sobre Galileo, hoy vamos a actualizar un poco la información sobre los satélites en general y los de Júpiter en particular.
¿Cómo y cuándo se descubrieron esos «nuevos» satélites?
Si bien, según relatos medianamente informales, ya en el año 364 a.C., el astrónomo chino Gan De habría mencionado la presencia de una «luna» orbitando a Júpiter, el primer registro bien documentado fue de Galileo Glailei, quien ya en 1609 hizo algunas referencias de cuerpos satelitales acompañando a Júpiter. Sin embargo sus descripciones completas datan de 1610, atribuyéndose su publicación al 7 de enero de ese año.
Su descubrimiento fue realizado mediante la utilización de un telescopio de 30x, razón por la cual, sólo pudo establecer la presencia de los satélites de mayor tamaño, que luego fueron reunidos en el grupo precisamente conocido como Galileano, que comprende desde la menor a la mayor distancia del centro de Júpiter a: Ío, Europa, Ganímedes, y Calisto.
¿Cómo fueron denominados originalmente los satélites?
Galileo originalmente asignó a los cuatro satélites que registró, números romanos crecientes según se alejaban del planeta, y por muchos siglos algunos astrónomos conservaron esa tradición, coexistiendo con la que instauró Simon Marius, el astrónomo alemán que al reconocer a Galileo como autor del descubrimiento de los cuatro grandes satélites, les asignó también los nombres mitológicos que se siguen usando en la actualidad, pese a la evolución de la nomenclatura que veremos en seguida.
Al descubrirse el quinto satélite, el astrónomo y divulgador francés Camille Flammarion lo bautizó Amaltea, con lo que los nombres mitológicos se impusieron sobre la numeración romana. Esta tradición se conservó -hasta que apareció la nomenclatura normalizada- reservándose para los satélites de Júpiter los nombres de personajes de la mitología greco-romana que pueden relacionarse con Júpiter, o su equivalente griego, el dios Zeus.
¿Cómo evolucionó con el tiempo la nomenclatura de los satélites?
Fue en 1975, cuando la UAI (Unión Astronómica Internacional) ideó la denominación hoy vigente para cada nuevo descubrimiento de un satélite, y que paso a describir en seguida.
Ante cada nuevo satélite que se describe, automáticamente se genera una denominación alfanumérica de carácter provisional que luego es reemplazada por el nombre que para él se elige. Es interesante señalar que ambas designaciones pueden coexistir por muchísimo tiempo, simplemente porque la bibliografía suele acumularse muy velozmente mientras se discute la decisión de la UIA.
En todo caso, el procedimiento para generar el nombre provisional es:
En primer término se coloca una S mayúscula para indicar que se trata de un satélite, ya que son muchos los cuerpos celestes que se descubren a la luz de las nuevas tecnologías. Inmediatamente se coloca una barra y el año de descubrimiento, un espacio y la inicial del nombre del planeta al que orbita; y por último el número del orden en que se descubrió cada cuerpo en ese año. Así, por ejemplo, S/2017 J 1 corresponde al primer satélite de Júpiter que se descubrió en el año 2017.
Son una excepción los cuatro descubiertos por Galileo, ya que al ser descriptos simultáneamente, si se les quiere aplicar esta fórmula (lo que pocos hacen) deberían llevar en lugar del orden del descubrimiento el orden de distancia creciente respecto a Júpiter.
La propia UIA confiere también nombres propios, tal como les adelanté más arriba, y en el caso de las lunas de Júpiter, salvo Ganímedes que es un nombre masculino, son todos nombres de las figuras mitológicas femeninas que fueron amantes de Júpiter o tuvieron alguna otra relación con ese personaje.
Otro detalle de interés es que en los satélites exteriores a partir de Leda, se usa la convención según la cual se asignan nombres terminados en a, a los cuerpos que describen órbitas directas, es decir que se mueven en sentido antihorario si se observa el polo norte del planeta. Por el contrario, si sus órbitas son retrógradas, es decir que giran en el sentido opuesto, sus nombres terminan en e.
¿Cuántos son en definitiva los satélites de Júpiter que se conocen hasta hoy?
Pasaron un par de siglos desde el descubrimiento de Galileo hasta que en 1892, E. Barnard descubrió a Amaltea. Fueron los siglos XX y XXI los que agregaron más descubrimientos, por dos razones muy lógicas: por un lado el notable avance de los instrumentos ópticos, y por el otro, la posibilidad no despreciable de que la gran masa de Júpiter haya podido capturar en su campo gravitacional cuerpos que pasaban a cierta distancia.
Lo concreto es que hasta el presente se cuentan 95 satélites naturales en el conjunto joviano, que les he reunido en una tabla que ilustra el post.
¿Qué características tienen esos satélites?
Dada su enorme cantidad, es también muy grande su variabilidad, desde cuerpos con un diámetro de 5.262 km, como es el caso de Ganímedes, hasta pequeños viajeros como el S/2003 J 9, cuyo diámetro aproximado es de sólo 1 km.
Los astrónomos han agrupado las lunas por sectores con el nombre de uno de los satélites que los componen. Los del grupo Galileano son los de mayor tamaño, todos con más de 3.000 km de diámetro.
Como dije más arriba, no todas las lunas giran en el mismo sentido y sus órbitas son desde casi perfectamente circulares hasta extremadamente excéntricas, por lo cual tardan en completar su traslación alrededor del planeta tiempos tan breves como unas siete horas o tan prolongados como tres años terrestres.
Podemos hablar mucho más de algunas de estas lunas en futuros posts, tal vez de Ganímedes, ya que por su tamaño se encuentra en el top ten del Sistema Solar.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.