Archivo de la categoría ‘Geología y literatura’
Sigue la tormenta
Ya la semana pasada los introduje en el libro Les Lames de Paul Andréota, y les prometí continuar esa parte de la historia hoy. He aquí esa continuación:
… En primer lugar, al llegar sobre Irlanda, las masas de aire polar habían encontrado ante ellas con gran alegría un vasto espacio totalemente despejado cuya pendiente les permitía cortar camino hacia el sur. Se precipitaron por allí con tal frenesí que, cuando desembocaron sobre Ouessant, ya habían adquirido una velocidad y una fuerza verdaderamente inusitadas.
Por otra parte, más abajo, al sur, el anticiclón no se había mantenido firme en su lugar. Había hinchado el lomo a lo largo de todo el paralelo 48 hasta las cercanías del Midi, y ahora estaba relajándose. Semejante a un monstruo prehistórico que se despereza para entregarse mejor al sueño, extendía una ráfaga perezosa que llegaba hasta los Alpes, que permitía formar en su seno un inmenso vacío aspirante.
Espero lo hayan disfrutado tanto como yo, porque la descripción es extraordinaria. Un abrazo y hasta el lunes. Graciela.
Geología en la literatura
Hoy voy a presentarles un texto extraído de la novela «Las olas» de Paul Andréota, en que describe una tormenta en alta mar de manera magistral.
Pero veamos antes quién es Paul Andréota. Se trata de un novelista francés, nacido el 11 de diciembre de 1917 en La Rochelle, y fallecido el 14 de noviembre de 2007en la misma ciudad francesa.
Fue también conocido con el seudónimo de Paul Vance, que utilizó sobre todo como guionista de películas y series televisivas. Entre sus libros se cuentan: Zigzags, Le Scénario, Schizo: Kriminalroman, y además de muchos otros, Les Lames, que en realidad significa los filos, o las cuchillas, pero que se tradujo al español como Las olas.
En ese libro describe un viaje dramático de una pareja en vías de divorciarse y se embarca en una última aventura juntos. No quiero contarles más, sólo les presento un aperitivo para que luego vayan a buscar el libro- editado por primera vez en 1974- si les atrapa lo bastante.
Ahora vamos al texto:
…Todo había empezado siete horas antes, a unos 1.550 kilómetros de distancia, y a 9.000 metros de altura, allí donde las heladas masas de aire polar, en su carrera desesperada hacia latitudes más clementes, no cesaban de trepar y bajar por inmensas pendientes invisibles.
Porque al igual que la tierra y el fondo del mar, el cielo también tiene relieve: valles, colinas, gargantas; tiene cadenas montañosas, desfiladeros, llanuras y pantanos y toda esta topografía, creada por las variaciones de la presión atmosférica, está siempre en movimiento.
El viento frío de las altas cumbres desciende precipitándose por los lugares más inverosímiles, bordeando obstáculos, desgarrándose contra los picos dentados, lanzándose en distintas direcciones, haciéndose cada vez más inestable a medida que se va acercando al calor tan deseado.
Sin embargo en su camino se levanta un obstáculo que no puede ni evitar ni vencer. Otras masas de aire llegadas de cálidas latitudes, pesadas, saturadas de humedad, estables y graves, se han reunido a su vez como un ejército silencioso y no violento, encima de las islas Azores. Lejos de contraatacar a ese salteador exasperado, lo acogen, lo calman, lo van templando poco a poco en su seno, y terminan por formar un todo con él. Debido a esto durante el verano, la mayor parte del tiempo, una gran paz reina sobre esas regiones, semejantes a la sonrisa de un poderoso dios, que resplandece a mil kilómetros de distancia.
Ahora bien, esa mañana del 26 de junio, las cosas no habían ocurrido exactamente así…
Como ya les he copiado un texto bastante largo, y como tal vez se les haya despertado curiosidad, la continuación de esta parte de la novela, en que los elementos del clima son personificados tan magistralmente, será subida el próximo viernes sin falta.
Los espero por entonces. Un abrazo. Graciela.
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Traducción prometida
Tal como les prometí la semana pasada, hoy traduzco el texto para quienes no dominan el inglés.
Se trata de un párrafo más del libro «Eating dirt» de Charlotte Gill, al que considero excelente.
La traducción del original aparecido el sábado pasado es la siguiente:
La plantas poseen una magia de la que nosotros carecemos. Ellas regeneran materia a partir del aire y de la luz, transforman fotones en alimento y en tejido vivo que respira. …
…El reino vegetal es después de todo la razón por la cual nosotros comemos y respiramos. El petróleo, también es vegetación «dinosauria», siglos de luz solar atrapada profundamente en las láminas del Carbonifero , como mariposas preservadas entre las páginas de un libro. Y así nosotros les debemos hasta nuestros autos a las junglas de la antigüedad.
Yo amo estos textos, y sin embargo debo aclarar que algunas cosas no son exactamente como se describen más arriba. El petróleo no es producido sólo por las plantas sino también por antiguos animales, principalmente microorganismo; y no se generó solamente durante el Carbónico o Carbonífero.
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Once again a text by Charlotte Gill. Aparecerá traducido a castellano el próximo viernes.
It is already usual for me to choose some paragraphs from the book «Eating dirt» by Charlotte Gill, because they are excellent.
Today I share the following:
Plants possess a magic we lack. They spin matter out of air and light, photons into food and into living, breathing tissue…
…Kingdom Plantae, after all is the reason we eat and breathe. Petroleum, too, is dinosaur vegetation, centuries of sunlight trapped deep in the earth’s Carboniferous wafers like butterflies preserved between the pages of a book. And so, we even owe our cars to the jungles of antiquity.
I love these texts, nevertheless I must say that some things are not just as described above. Petroleum is not only produced by plants, but also by ancient animals, mainly microorganisms; and Carboniferous is not the only era when it was generated.
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Un abrazo y hasta el lunes. Graciela.
Otro párrafo de Harricana
Ya les he presentado antes un texto extraído de este libro de Bernard Clavel, y hoy elijo la continuación de esa misma página, porque no tiene desperdicio.
Las escasas verrugas que crecieron sobre el caparazón del precámbrico debieron arar su vientre con colores de jade rallando las cabezas de granito. Se presiente en la superficie abovedada de las colinas, en la redondez de las rocas. Los siglos han pasado, pero permanece el recuerdo de esa lucha, de ese terror inspirado a la tierra por el acarreo rugiente de la montaña translúcida. Uno cree percibir aún el eco de los crujidos. De la masa desencadenada habrían de sobresalir algunas aristas, tal vez los huesos de ese viejo esqueleto que sólo el sol podía gastar. Estas protuberancias aceradas trabajaron la meseta. Mucho más tarde, las últimas arroyadas se apoderarían de sus estelas donde corren aún los ríos de hoy.
¿No les parece una manera muy bella de describir procesos geológicos y geomorfológicos?
A mí me encantó. Un abrazo y hasta el lunes con algo bien distinto. Graciela.