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La Calzada de los Gigantes y sus llamativas columnas hexagonales.

Cuando hace bastante tiempo les dije que la velocidad de enfriamiento de los magmas era importante, por algo lo dije. Y también es importante su ritmo de solidificación cuando de lavas se trata, es decir cuando ya esos materiales ígneos han salido a la superficie. Un ejemplo de ello es la famosa Calzada de Gigantes en Irlanda, de la que hablaremos hoy.
¿Dónde queda la Calzada de los Gigantes, y qué es?
Su nombre en el idioma original, inglés, es The Giant’s Causeway, por lo cual la mejor traducción sería «La Calzada del Gigante», pero el uso ha consagrado el plural (de Los Gigantes) como el más corriente.
Se trata de una zona que comprende las geoformas características de columnas hexagonales casi perfectas en número aproximado a las 40.000.
El sitio se encuentra en Irlanda del Norte, sobre la costa nororiental, y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986, y Reserva Natural Nacional (National Nature Reserve) en 1987. No obstante está bien documentado que se reconoce como fenómeno digno de mención desde hace al menos cuatro siglos.
¿Cómo se formaron esas columnas?
Como habrán advertido al leer la introducción, la causa de las formas se relaciona directamente con el enfriamiento de la lava, en este caso. La efusión que dio salida a las lavas habría tenido lugar hace unos 16 millones de años, y la composición de las mismas es basáltica, lo que supone un enfriamiento comparativamente rápido. Es el proceso de enfriamiento el que produce esas formas, ya que con el descenso térmico, acontece también una disminución de volumen, según un proceso que es muy propio del basalto.
En otras rocas, el enfriamiento lento da tiempo a un crecimiento de cristales de mayor tamaño que causa a su vez una clara anisotropía en la masa, es decir que ella presenta claras diferencias en el espacio.
En el basalto, en cambio, el tamaño muy pequeño de los materiales que se van solidificando permiten a la masa mantener una gran isotropía (igualdad de las propiedades en todas las direcciones). Por esa razón, cuando el volumen disminuye, lo hace según un patrón que explico a través de las figuras 1 y 2 y que genera el proceso conocido como «disyunción columnar», que se manifiesta en rupturas geométricamente bastante regulares.
En las figuras lo explico, para facilitar la comprensión, en un corte horizontal, pero el fenómeno se produce desde la superficie hacia la profundidad en toda la extensión del cuerpo basáltico, por lo cual el resultado no produce polígonos sino columnas, cuyo corte transversal es el del dibujo. En el gráfico, además me he permitido ciertas imperfecciones que son comunes en la naturaleza.

Figura 1.
En la figura 1, ven en celeste una serie de núcleos de enfriamiento, con la distribución bastante regular que resulta de la isotropía arriba mencionada. Las flechas negras indican el movimiento de la masa en contracción que se va acercando, por decirlo de alguna manera, al núcleo de solidificación.
Esa contracción genera tensiones perpendiculares a los vectores opuestos que se ven en la figura 2. De resultas de dichas tensiones, aparecen los planos de ruptura marcados en rojo (en el corte se ven como líneas, pero son planos prácticamente verticales a todo lo largo del cuerpo ígneo). Ven allí que los diversos planos de ruptura van delimitando las columnas hexagonales de la clásica disyunción columnar basáltica.

Figura 2
Como ven, la explicación es sencilla, aunque el proceso lleva a veces cientos de años. Con posterioridad, la erosión diferencial deja cada vez más separados los basaltos- muy resistentes- del resto de las rocas del ambiente, con lo cual las columnas se hacen cada vez más conspicuas.
Por cierto, en miles de años también ellas acusan el desgaste.
¿Por qué esa forma en particular?
Podría objetarse que la solidificación podría crear otros diseños si nosotros dibujáramos la distribución de los núcleos de enfriamiento de otras formas. Pero ocurre que ellos se distribuyen de modo tal que al fin del proceso afectan esas formas hexagonales, por la sencilla razón de que los hexágonos son precisamente las formas más eficientes para llenar el menor espacio, sin dejar vacíos entre ellos, para cada volumen material.
Las circunferencias implican aún menor superficie, pero dejan espacios vacíos en sus contactos, y cualquier otra figura ocupa más superficie. En definitiva, la naturaleza sabe lo que hace…
¿Hay formas similares en otros lugares del mundo?
Sí, las hay, aunque no son tan conocidas. Pueden mencionarse como las de mejor expresión, las de Gomera en España, y algunas formas similares en Colombia también.
¿Hay algún ejemplo en Argentina?
Sí, también hay en un par de lugares, como Somún Curá en Río Negro, y las de Lago Cardiel en Santa Cruz. De ese lugar son las maravillosas fotos que ven abajo y que proceden del Instagram de Gon Granja, quien generosamente me ha autorizado a utilizarlas en este post.
¿Qué puede agregarse?
Por un lado, podemos decir que de manera semejante se generan los mud cracks en los fondos secos de los ríos, pero de eso hablaremos en otro post en el futuro.
Y por fín, mencionemos el mito urbano, según el cual esas disyunciones columnares serían «construcciones alienígenas»; por un lado; y la divertida leyenda irlandesa que les cuento en seguida.
Según esa mitología, existían dos gigantes, uno de Irlanda llamado Finn y otro de Escocia, de nombre Bennandoner, que se odiaban mutuamente y se peleaban arrojándose rocas, que formaron un terreno firme por el que el escocés cruzó para pelear con Finn. La esposa de este último, llamada Oonagh lo vio venir y comprendió que derrotaría a su marido porque era mucho más grande, de modo que para salvarlo lo disfrazó de bebé. Cuando Bennadoner vio a semejante bebé supuso que el padre sería inmenso, y por eso huyó por la que hoy es llamada la Calzada del Gigante.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.
Las leyendas que explican el origen de las Cataratas del Iguazú.

¿Dónde están y qué características tienen las cataratas del Iguazú?
Se trata de imponentes caídas de agua localizadas sobre el Río Iguazú que define el límite entre la provincia argentina de Misiones y el estado brasileño de Paraná.
Se encuentran a 195 msn, y la altura de mayor caída es de 82 m. Pero, repito, ya hablamos de ellas extensamente en otro post más científico. Y seguramente también aparecerán en mis anécdotas de viaje, porque las tengo…
¿Qué dice la primera de las leyendas acerca de la formación de las Cataratas de Iguazú?
Según se cuenta, Naipi era una bella india prometida en sacrificio al dios M’boi, señor del río, y proveedor de los peces, alimento primordial de los pobladores de la región.
Sin embargo, en el día mismo en que debía realizarse el sacrificio, que representaría el matrimonio entre la india y el dios, Tarobá, un valiente guerrero, enamorado de Naipi, y por ella correspondido, la raptó para salvarla.
Juntos descendían en canoa por el Río Iguazú, cuando el dios enfurecido se transformó en serpiente y se introdujo en la tierra, realizando enloquecidas contorsiones con su cuerpo, de tal manera que el terreno alteró su forma hasta generar los grandes saltos por los que se despeñó la embarcación de la pareja fugitiva.
Pero el dios indignado quiso perpetuar el castigo para toda la eternidad, y transformó así a Naipi en piedra, para siempre azotada por las aguas del río.
Tarobá, en cambio, se convirtió en palmera, quedando así condenado a observar para siempre el castigo de su amada, sin poder alcanzarla jamás.
Un detalle poético que se agrega en algunas versiones, explica el arco-iris que se observa en las cataratas cuando hay mucho sol, como un puente secreto en el que los espíritus de los amantes pueden ocasionalmente encontrarse, a despecho de la maldición de M’boi.
¿Cuál es la leyenda alternativa?
Esta otra leyenda incluye también a una pareja: Ã, princesa de las tierras altas, y Guaó, príncipe guerrero de los territorios inferiores. Los pueblos de ambos monarcas vivían en guerra, de modo tal que los dioses Tupác y Jaci, concertaron el matrimonio entre los dos jóvenes herederos para establecer la paz tan necesaria.
Sin embargo, en el camino para encontrarse con Ã, el príncipe Guaó fue herido de muerte por una flecha de los guerreros de à que no querían la paz.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, el príncipe, llegó no obstante a encontrarse con la princesa, quien sólo logró abrazarlo en su suspiro final. Con el cadáver de su amado entre los brazos, Ã lloró de tal manera, y con tanta abundancia que sus lágrimas dieron origen a las Cataratas que hoy vemos.
Si me lo preguntan a mí, prefiero la otra versión, porque esa serpiente que agita la tierra, alude de alguna manera a los cambios estructurales que ocurrieron en la historia geológica de la región, pero eso ya es parte de otro post.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de De Spouse of Leonard G. – Trabajo propio, Dominio público,
Mitos sobre la forma del planeta Tierra. Parte 2.
Este post es la continuación del de la semana pasada, de modo que deberían ir a leer la primera parte antes de adentrarse en ésta de hoy.
En el post anterior contesté a las siguientes preguntas:
¿Qué creían los hindúes?
¿Qué forma atribuía a la Tierra la civilización griega?
¿Cómo veían la Tierra en la Edad Media?
¿Qué decía el Popol Vuh?
¿Qué pensaban los hebreos?
¿Y qué creían los indígenas de América del Norte?
Hasta aquí llegó la primera parte del post. Ahora veremos las respuestas a las siguientes preguntas:
¿Cuándo se habló por primera vez de una tierra esférica?
Aunque puede parecer mentira y aunque haya debido redescubrirse muchos siglos después, ya Platón lo hizo en la antigua Grecia, muy a pesar de toda la compleja mitología imperante.
Por cierto, este filósofo es el primero que deja algún registro histórico, pero es muy probable que también en otras culturas haya habido quienes sentaran las bases de ese conocimiento.
Después muchas veces, antes del descubrimiento de América, hubo voces que anunciaron la redondez de la Tierra, como el propio Eratóstenes, que hasta llegara a medir su circunferencia, como les contaré en otro post.
¿Cómo dedujeron los antiguos estudiosos que la Tierra era aproximadamente esférica?
Observando y analizando básicamente lo siguiente:
- la forma de la sombra que la Tierra proyecta sobre la luna durante los eclipses.
- la forma en que dejan de verse los barcos al alejarse en el mar, desapareciendo su base, y sólo al último sus mástiles. Eso sólo es posible en una superficie curva, pues en un plano el cuerpo entero se va empequeñeciendo progresivamente hasta que se deja de ver.
- la comparación con otros cuerpos visibles en el espacio.
- la especulación teórica respecto a «la forma más perfecta».
¿Cuándo se probó definitivamente?
El argumento irrefutable estuvo constituido por los viajes de circunnavegación del S XVI. Y mucho más acá, los viajes espaciales que nos permitieron por fin conocer la forma real del planeta.
¿Es de verdad esférica la Tierra?
No, no lo es, muy por el contrario tiene una forma única de la cual hablaré en un post que probablemente será el del lunes que viene.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio y no conozco al autor.
Mitos sobre la forma del planeta Tierra. Parte 1
Desde la más temprana historia de las civilizaciones, el hombre se ha preguntado acerca de todo lo que le rodea, y una de sus preguntas más recurrentes es acerca de la forma de la Tierra en la que vive.
Es por eso que cada cultura generó sus propios mitos al respecto, y ahora enumeraré sólo algunos de ellos, pero ya que son tantos y todos tan interesantes, es muy probable que vuelva sobre el tema más de una vez.
¿Qué creían los hindúes?
Como en muchas otras civilizaciones, para los hindúes la tortuga tiene una interpretación mítica y/o mágica.
Ello se debe en parte a su longevidad y seguramente también en parte a su morfología, en la que el caparazón cumple un rol que la hace aparecer casi invulnerable. Es por eso, que en la concepción hindú del Universo, la tortuga tiene un papel fundamental.
Según el hinduísmo, el mundo (la Tierra) está conformado por una enorme serpiente que se muerde la cola, en clara alusión a la ciclicidad de los procesos naturales. Esa serpiente está suspendida en el vacío, encerrando en su interior un mar – de leche en algunas versiones- llamado el Mar de la Tranquilidad, en el que nada una tortuga que encarna el poder creador. Sobre la tortuga se posicionan tres elefantes que portan tres mundos.
El mundo inferior corresponde a los demonios y el infierno, mientras que el mundo superior es el de los dioses y la felicidad. Es el mundo intermedio el que se atribuye a los hombres y representa a la Tierra,
¿Qué forma atribuía a la Tierra la civilización griega?
Para los griegos, la Tierra era un enorme cuerpo sustentado sobre pilares que la separaban del cielo y que reposaban sobre los hombros del titán Atlas.
Atlas había liderado una rebelión de los titanes contra los dioses olímpicos, generando la guerra que se conoció como Titanomaquia, y al ser derrotado fue castigado por Zeus, quien lo condenó a soportar por toda la eternidad el peso de la Tierra sobre sus espaldas. Precisamente el nombre Atlas se relaciona con ese mito, ya que ese término en griego Ἄτλας significa justamente «portador» y deriva de τλάω =portar, sostener o soportar.
De este titán hablaremos otras veces, ya que tiene que ver también con otros mitos que explicaban fenómenos y procesos geológicos.
¿Cómo veían la Tierra en la Edad Media?
Clásicamente se pensaba que se trataba de un disco plano, cuyos bordes estaban rodeados por un mar poblado de mosntruosas y amenazantes criaturas. Había ya algunos estudiosos enfrascados en develar la forma real, pero para la conciencia popular, el mundo era plano y limitado a Eurasia y el norte de África.
¿Qué decía el Popol Vuh?
El Popol Vuh debe su nombre a una expresión del idioma de la tribu k’iche’, popol wuj, que significa «libro del consejo» o «libro de la comunidad». Esa expresión, a su vez, contiene los términos popol= reunión, comunidad, casa de todos, junta, y similares; y wuj= libro.
Se trata de una recopilación de narraciones míticas, legendarias y tal vez también de sucesos históricos que se narraban de forma oral y de generación en generación, en el seno de la cultura k’iche’, pueblo maya con asentamiento en la actual Guatemala.
En ese libro hay demasiadas alusiones a la forma planetaria de la Tierra, como para citarlas todas, pero sí es interesante rescatar alguna explicación relativa al origen de su constitución geomorfológica, que les comparto en breves extractos, que permiten suponer que los antiguos mayas consideraban a la Tierra como un cuerpo originalmente semisumergido en alguna forma oceánica existente bajo los cielos, y no mucho más que eso.
Primera Parte
Capítulo Primero
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche……Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: — ¡Tierra! — dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas……Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua…
¿Qué creían los hebreos?
Ellos pensaban que la Tierra era un vasto palacio creado por Jehová para morada del hombre, y que en su techo había pintado las estrellas, y de él había suspendido una inmensa lámpara, el Sol, destinada a dar luz y calor a todo lo creado.
¿Y qué creían los indígenas de América del Norte?
Notablemente, y tal vez por las mismas razones que expresé más arriba, en la concepción planetaria de algunas tribus indígenas de América del Norte, aparece también la tortuga.
Ella es la forma elegida para representar a la Tierra Madre y nutricia de la cual la raza ha aparecido.
En la mitología Cheyenne, Maheo, el Gran Espíritu, ordenó a la tortuga que cargue al mundo sobre su caparazón, debido a su fortaleza y longevidad.
Según cuenta la leyenda, en un principio no había nada hasta que el Gran Espíritu creó una vasta extensión de agua salada y la llenó de seres vivos como peces, caracoles, gansos, patos, ánades y focas.
Salvo los peces, uno a uno los restantes animales fueron a decirle al Gran Espíritu que necesitaban un lugar firme para poder descansar, porque a veces se cansaban de nadar todo el tiempo.
Maheo a su vez, les pidió ayuda para encontrar un pedazo de tierra, y fue la foca quien extrajo del fondo del mar un poco de lodo, que Maheo hizo aumentar de tamaño, hasta que no pudo sostenerlo más.
Fue entonces que pidió auxilio a la Abuela Tortuga para colocar la tierra sobre su caparazón y sobre ella creó una gran colina que fue extendiéndose hasta generar la tierra sobre la que hoy vivimos.
Hasta aquí llega esta primera parte del post. La semana próxima subiré las respuestas a las siguientes preguntas:
¿Cuándo se habló por primera vez de una tierra esférica?
¿Cómo lo dedujeron?
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Los tehuelches y su visión del cosmos.
Estando en vísperas de las vacaciones de invierno, me pareció que se imponía un post desacartonado y pintoresco, lo que me llevó a elegir este tema, relacionado con las creencias de los antiguos pobladores de la pampa argentina.
Ellos, como todos los antiguos pueblos, intentaron dar explicación a los fenómenos que los asombraban y deseaban comprender.
A diferencia del panteísmo propio de otras grandes civilizaciones,- es decir la tendencia a dotar de poderes divinos a todos los elementos y fenómenos de difícil explicación- los tehuelches relacionaron los procesos que observaban, con elementos de su vida cotidiana.
Su tendencia era pues, más irreverente, pero también más natural.
¿Cómo explicaban los tehuelches la Cruz del Sur?
Según los nativos, esa constelación era la huella de la pisada del ñandú cuando paseaba por el firmamento.
¿Cómo explicaban los tehuelches la visualización del planeta Marte?
Para ellos se trataba del carancho al acecho. Suponían que desde esas alturas se lanzaba en sus cacerías de pequeñas presas, como otras aves, roedores o reptiles.
¿Cómo explicaban los tehuelches la Vía Láctea?
Para los tehuelches, la Vía Láctea, era el resultado del polvo que levantaban los guanacos en sus migraciones y desplazamientos.
Si lo pensamos un poco, no es tan diferente de la explicación que daba la Iglesia Católica para la Galaxia a la que pertenecemos, ya que según su visión también se trataba del polvo que se producía por caminantes, en ese caso, humanos, tal como les expliqué en el post que les he linkeado más arriba.
¿Cómo explicaban los tehuelches las Nubes de Magallanes?
Para ellos, las nubes eran revolcaderos de guanacos, algo así como descansos especiales en su camino celeste.
¿Qué son las Nubes de Magallanes?
Las Nubes de Magallanes son dos galaxias enanas, pertenecientes al Grupo Local de galaxias, lo cual significa que están relativamente próximas, y hasta se verían afectadas en alguna medida por la Vía Láctea.
Las Nubes se distinguen entre sí por su tamaño, del que toman sus correspondientes nombres de Gran Nube de Magallanes y Pequeña Nube de Magallanes.
Si bien ambas se ven mejor desde el hemisferio austral en noches con cielo limpio y sin luna, los antiguos pueblos del Oriente Medio ya las conocían.
Fue el astrónomo persa Abd Al-Rahman Al Sufi quien las mencionó por primera vez en su Libro de las estrellas fijas, bautizándolas como Al Bakr (Buey Blanco). No obstante, el nombre con el que hoy se las conoce les fue dado en Europa, como homenaje a Fernando de Magallanes quien las observó durante su viaje de circunnavegación entre 1519 y 1522.
Las dos galaxias enanas están separadas entre sí por unos 21º, en la esfera celeste visible desde la Tierra, pero su distancia real es de unos 75.000 años luz.
Recordemos que la Vía Láctea es una galaxia en espiral, lo cual constituye la primera diferencia con las Nubes de Magallanes, que son irregulares, las otras diferencias residen en su masa significativamente menor, y su composición más rica en gas y más pobre en metales; y su población estelar muy joven.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado de Imágenes Google, que me direccionó a este sitio.