Archivo de la categoría ‘Glosario geológico’

Algo más sobre los objetos estudiados por la Geología.

imagen8Como ya hemos venido haciéndolo lentamente, seguiré completando ahora los conceptos que se presentaron en su momento en el cuadro con las divisiones de las disciplinas incluidas en Geología, que vuelvo a incluir aquí.

No creo necesario abundar sobre los cuadros relativos a Geognosia, Geología Histórica y Geología Aplicada, ya que la terminología es de uso corriente o puede deducirse con extrema facilidad. Sí, en cambio convendrá explicar un poco más lo relativo a la Geología General o Dinámica, que ya comencé a presentarles en otro post, ya que algunos conceptos no son tan transparentes.

Ingresando un paso más en las divisiones del cuadro encontramos, dentro de la Geología Exógena, dos conceptos básicos:

¿Qué es la Gliptogénesis?

Gliptogénesis, del griego gluptyos= grabado, y genesis= origen, incluye todos aquellos fenómenos que van precisamente esculpiendo o modelando el paisaje.

Si se observa a un escultor dando forma a una piedra, o una madera, puede apreciarse que lo que él va haciendo en general, es quitarle aquellos sectores, aristas o formas que no son de su interés para el objetivo final.

Es decir que el volumen de material se va haciendo cada vez menor, y en el caso del escultor quedará a los pies de la escultura, probablemente en el suelo. Se ha producido un desgaste. A eso precisamente hace referencia el término gliptogénesis, que abarca todos aquellos cambios que van quitando materiales en un determinado espacio, y a la larga lo trasladan hacia otros lugares.

Están implicadas entonces: la meteorización, la erosión y la remoción en masa, conceptos todos que se irán explicando en sucesivos posts.

¿Qué es la Litogénesis?

Cerrando el ciclo, la Litogénesis, del griego: lithós= piedra y genesis= origen, reúne nuevamente esos materiales a mayor o menor distancia de su sitio de origen, para generar nuevas rocas y nuevos modelados geomorfológicos.

Así como la gliptogénesis tiende a rebajar el relieve, como quien lo va limando por decirlo groseramente, la litogénesis tiende a acumular nuevamente los materiales desagregados, procediendo hacia arriba. Una aplana, la otra apila, para decirlo de una manera sumamente simplificada.

La litogénesis incluye procesos particulares como la sedimentación y la diagénesis temas también para futuros posts.

Se nos va aclarando el panorama, ¿verdad? Un gliptogénico abrazo, Graciela.

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¿Qué es el quilate?

diamante foto imagen

Aclaremos primero que estoy refiriéndome al uso gemológico de este término. Más adelante hablaré de él (pero escrito con k) para la valoración del oro.

En este contexto, quilate es la traducción de carat, que es la medida de peso para las piedras preciosas, y corresponde a 0,200 g, es decir 200 mg.

Originalmente se aplicaba sólo a los diamantes, pero se fue extendiendo a las demás piedras preciosas.

El quilate de diamantes puede llegar a cotizarse en miles de dólares, según las variaciones del mercado.

¿De qué tamaño es un quilate?

Para poner las cosas en perspectiva, recordemos que siendo el peso específico del diamante igual a 3,52 g por cm3, y considerando que peso específico es igual a peso sobre volumen; el tamaño de un diamante que pese 0,200 g (un quilate) es 0,056 cm3.

Esto sale de la fórmula de equivalencias 3,52/1 = 0,200/x ; medido en g / cm3.

Una vez despejada la fórmula, resulta : x= 0,200/ 3,52 = 0,056 cm3

Eso es un poco menos que la diecisieteava parte de 1 cm3.

Ahora piensen que 1 cm3 es un mísero cubito de 1 cm de largo en cada arista, e imaginen que lo dividen en 17 partes y eligen sólo una. Si ese pedacito fuera un diamante, pesaría un quilate.

Es bien poco ¿no? Y ahora piensen, en comparación, el tamaño de la locura del hombre, que cotiza un culitésimo de una piedrita vistosa, mucho más que algunos meses de trabajo de su prójimo.

Aclaro acá que «culitésimoâ» es una medida informal, que se refiere a «un culito así», con lo cual seguramente todos me entienden.

¿Les quedó claro? ¿Vienen al próximo post?

El diamante que ilustra este post está en su estado natural, sin tallar, tiene 2 cm de diámetro promedio, y se encuentra en su matriz de roca original. Fue extraído de la Mina Mir (paz en ruso) de la zona de Yakutia en Siberia. La foto es tomada de la revista del Houston Museum of Natural Science de Houston Texas, Estados Unidos de América

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Piedras preciosas versus semi preciosas

rodocrosita rosa del inca foto imagenNo voy a hablar todavía aquí de las condiciones y características de las piedras preciosas. Eso será motivo de muchos otros posts.

Ahora sólo quiero defenestrar una palabra mal empleada y voy a demostrar por qué debemos desterrarla.

Hoy, solamente desde la semántica y desde la normativa; más adelante, en otras entregas también iré sumando las razones geológicas.

Las piedras son preciosas o no lo son, pero ¿semipreciosas? ¿qué barbaridad es ésa?

Semi quiere decir «la mitad de», o bien «casi». Es decir que un semicírculo es la mitad de un círculo y una semirrecta es la mitad de una recta, pero una piedra semipreciosa ¿qué es? ¿la mitad de una piedra preciosa? y la otra mitad ¿qué se hizo? ¿O es una piedra entera con sólo una mitad preciosa? ¿y la otra mitad qué es? ¿un rabanito?

¡Absurdo! Y permítanme sumar ejemplos desde otras vertientes para ilustrar mejor mi punto.

Un centauro es semihumano, porque su mitad superior es humana y la otra es equina, o sea un tremendo caballo. (No sé por qué, mencionar esto me lleva a través de la libre asociación, a las elecciones y a algunos políticos) pero, bueno, volvamos al tema original)

Decir de la suegra que es semihumana está mal, a menos que sea una sirena en el sentido más estricto de la palabra; de lo contrario, se la puede llamar infrahumana o  digamos directamente casi humana pero no semihumana. Y ya que caímos en el «casi», veamos si por ahí vale usar el término.

Como ya dijimos, «casi humano» vale, «casi ileso», también vale, pero ¿»casi precioso»? Entendemos que aquí la palabra precioso se usa con el significado de alto valor o precio, no con la acepción de primoroso, al estilo «¡Ay, qué precioso te queda ese vestidito!»
En tal caso, ¿qué sentido tiene decir «casi de alto precio»? Digamos de bajo precio y listo.

En definitiva, semi preciosa no es una denominación correcta para ninguna gema aunque aparezca todavía en muchos diccionarios corrientes. Y así lo establece taxativamente la C.I.B.J.O (Confederación Internacional de la Joyería y Orfebrería de Diamantes, Perlas y Piedras) desde 1970, cuando determinó en el artículo 7 de las Normas de Uso de las Piedras de Color, que el término semiprecioso es incorrecto y queda prohibido, no debiendo utilizarse nunca. Esto es muy correctamente citado por Saadi (2006)

Tradicionalmente el diamante junto con el rubí, el zafiro y la esmeralda fueron consideradas las únicas verdaderas piedras preciosas. A todas las demás por largo tiempo se les aplicó el calificativo de semipreciosas, que como ya se explicó, debemos erradicar definitivamente de nuestro vocabulario.

Hoy en todo caso, se pueden jerarquizar por su precio en el mercado, pero en ningún caso descalificar a ninguna.

La foto es tomada de la revista del Houston Museum of Natural Science de Houston Texas, Estados Unidos de América y se trata de una rodocrosita, de la que vamos a hablar también en otro post. El ejemplar, de 10 cm, y obviamente sin tallado alguno, es considerado el mejor del mundo y está en una matriz de cristales de cuarzo, pirita y tetraedrita. Fue encontrado en 1965 en la mina Home Sweet Home, próxima a Alma, Colorado.

Ya saben dónde encontrarme si este modo de aprender les atrae. Un abrazo. Graciela

Bibliografía citada:

Saadi, J.2006. Gemología. Las Piedras Preciosas de la República Argentina. I.S.B.N.10:987-05-1943-1. I.S.D.N.13:978-987-05-1943-1. 183 pp.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

Diferencias entre desertización y desertificación

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Quienes leyeron mi post anterior, habrán notado que los términos que hoy nos ocupan no se utilizaron allí como sinónimos ni se intercambiaron livianamente entre sí.

No obstante, una rápida consulta a Wikipedia o al diccionario de la Real Academia Española demuestra que esa diferenciación allí no aparece. Por esta razón es más importante aún, señalar los matices que la aproximación científico- técnica confiere a cada una de esas palabras, si queremos adentrarnos en los códigos propios de la Geología.

¿Qué es un desierto?

Comencemos por definir desierto. Esta palabra, como muchas, puede entenderse de diferentes maneras según quien la emplea. Algunos geógrafos, con una mirada antropocéntrica, tienden a referirse a todo espacio sin colonización vegetal y población permanente, como desierto. Esto conduce a clasificaciones que incluyen, por ejemplo, a los desiertos helados, como la Antártida.

Geológica y geomorfológicamente, en cambio, la definición de desierto es más estricta, ya que se exige en ella un déficit hídrico permanente.

-¡Ay cag sonamos!- dirán ustedes – ¿y eso, qué es?

Bueno, es largo de explicar y por eso les dejé el link de un post al respecto, por ahora y hasta que lo hayan leído, tómenlo como un dogma o verdad revelada, y apréndanlo de memoria como el catecismo.

Por lo menos, ya van sabiendo que en geología, desierto es igual a déficit hídrico permanente, y no a despoblado.

Ahora digamos que desertizar y desertificar significan «dar lugar a un desierto» pero de dos maneras muy diferentes.

¿Qué son  la desertización y  la desertificación?

La desertización es natural, y se debe exclusivamente a un cambio climático. Observen que la palabra es una sustantivación (acción y efecto) del verbo desertizar.

La palabra desertificación, por su parte, procede de manera nada inocente del verbo desertificar, que incluye el sufijo latino ficare, que quiere decir «hacer», con lo cual abarca la influencia humana.

Es decir que se alude aquí a todas aquellas acciones erróneas del ser humano, que aceleran el avance del desierto en áreas marginales, de equilibrio precario o metaestable (otro post para este término, anotá, Graciela).

Notarán ahora la sutil diferencia en los verbos que usé más arriba en el post.

Cuando hablé de desertización dije: «se debe al cambio climático» y hasta agregué «exclusivamente».

No fue así cuando me refería a la acción antrópica (humana) en la desertificación. En ese caso, el verbo elegido no fue más allá de «acelerar». Nunca dije «causa», «genera», ni «provoca», sencillamente porque el hombre no tiene la capacidad para hacerlo.

Si las condiciones climáticas no están dadas previamente, el hombre no puede fabricar un desierto, como no podría un piojo que caminara por mi cabeza, modificar mi ADN.

Pues sí, es hora de que nos demos cuenta de que la influencia humana no es tan radical como la propia soberbia nos quiere hacer creer.

Existe, sí, es grande, también, pero no puede superar en ningún caso los condicionamientos que la naturaleza le impone.

A ver si nos convencemos de eso de una buena vez por todas (¡Otro post por acá!).

Resumiendo, si vamos a hablar con propiedad, diremos desertización toda vez que nos estemos refiriendo al avance de un desierto en regiones áridas y semiáridas marginales, a favor de un cambio en las condiciones climáticas imperantes; y diremos desertificación cuando las actividades humanas favorezcan y/o aceleren ese proceso natural.

En suma, la diferencia entre los términos es la inclusión o no, de la influencia antrópica, y no es menor, porque uno de ellos lo hará inocente, y el otro, en cambio co-responsable de modificar las condiciones del medio.

Si las nuevas condiciones son desfavorables para la calidad de vida de los futuros habitantes, sólo en el segundo de los casos, ellos podrán mirar acusadoramente a sus antecesores.

No es irrelevante la diferencia, ¿no les parece?

Si todavía les apetece, nos vemos en el próximo post .

Un abrazo Graciela.

La foto corresponde a ripplemarks sobre una duna en Al Liwa, desierto de RubAl Khali, en los Emiratos Árabes unidos, y fue tomada (algo recortada) de GUTIERREZ ELORZA, M. 2001 Geomorfología climática. 627 págs. Ediciones Omega. I.S.B.N.84-282-1209-0

¿Qué es la Geología?

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¿De dónde deriva la palabra Geología?

Etimológicamente, la palabra geología deriva de los vocablos latinos Geo: tierra, y logos: tratado: y se refiere a la ciencia que estudia a la Tierra, su origen y evolución, composición, estructura y las fuerzas que actúan modificando su superficie.

Analizar este párrafo, nos permite observar que tiene una gran complejidad, ya que comparte una mirada histórica (origen y evolución); un análisis descriptivo y sistémico (composición, estructura); pero también dinámico y hasta predictivo (las fuerzas que actúan modificando su superficie). O sea, no es moco de pavo, como ven.

¿Por qué la Geología es una ciencia?

Se dice que la Geología es ciencia, pues cumple los requisitos que en Lógica se exigen para que una disciplina lo sea efectivamente.

Aunque, fiel a mi costumbre, en algún post me dedicaré también a desmitificar la ciencia, por ahora demostremos que la Geología lo es, porque:

1. Es un sistema ordenado y completo de conocimientos suficientemente comprobados.

2.Tiene objeto material: la Tierra, que puede ser compartido por otras disciplinas, por ejemplo la Astronomía.

Pero, además:

3.Tiene objeto formal propio; ya que dentro del estudio de la Tierra contempla aspectos que son de su exclusiva competencia.

O sea que, así como el astrónomo la ve como una basurita cósmica que anda bolud girando entre otros millones de cuerpos de la misma casi nula importancia, el geólogo la mira como un enorme laboratorio lleno de entretenidas sorpresas y capaz de proporcionar recursos, hábitat y amenas catástrofes de vez en cuando.

4. Tiene métodos de estudio, compartidos o no con otras ciencias, que se analizarán más adelante.

5. Tiene códigos particulares que la distinguen de las demás disciplinas.

Efectivamente, si uno dice por ejemplo, la palabra «fosas», un médico tal vez vea una nariz, un sepulturero imaginará una bella tumba abierta, pero un geólogo se estará seguramente refiriendo a abismos insondables en el fondo del mar. Eso es lo que se llama diferencias de codificación. Y esos códigos iremos desentrañando lentamente en este blog para locos por la Geología

¿Cómo les pinta, la cosa? ¿Vuelven a verme en unos días? Acá los espero, mientras les aclaro que este post es extractado y modificado de un manual de mi propia autoría, cuya tapa ven en la imagen y que pueden copiar y usar, siempre y cuando citen la fuente porque tiene copyright.

Para el caso de que quieran usarlo, debe citarse como:

Argüello, Graciela L. 2002. LOS RECURSOS SUELO Y AGUA. Libro de Texto para el Trayecto Ciencias de la Tierra, del PROGRAMA DE POSTITULACIÓN EN CIENCIAS NATURALES, de la F.C.E.F. y Naturales de la U.N.Cba. Versión actualizada, corregida y aumentada.86 págs. ISBN Nº987-9406.

O mencionando el blog directamente.

Un abrazo, Graciela.

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