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¿Cómo describir en el campo un perfil de suelos? Parte 1.
Este post responde al pedido de un lector del blog, estudiante de Geología, que en su intento por armar un cuaderno de apoyo para campo, se encontró con algunas dificultades para organizar las descripciones.
Existen numerosas fichas, ya clásicas, y que no son de mi autoría- salvo unas pocas excepciones que mencionaré en su momento- que sistematizan las observaciones y mediciones que se deben realizar. No obstante, en muchos casos, ni los mismos geólogos están del todo seguros de cómo completarlas, porque no se han tomado la molestia de familiarizarse con los códigos normalizados.
Y aquí es donde éste y otros posts similares, pero sobre otros temas, les pueden ayudar.
Hoy les presento la ficha edafológica que sobre las normas de Etchevehere fue confeccionada por el INTA para uso tanto agronómico como geológico y geomorfológico.
La ficha que ilustra este post tiene numerosos detalles a considerar, y un poco de todos ellos les voy a explicar, por lo cual, seguramente ocuparé más de un post.
¿Cómo está conformada la ficha edafológica?
Lo primero que se debe aclarar es que esta ficha es de uso corriente en Argentina, ya que se ha conformado sobre las bases de las Normas de Reconocimiento que utilizan los profesionales del INTA (Instiuito Nacional de Tecnología Agropecuaria).
En otras partes del mundo se usa desde comienzos de esta década una ficha mucho más completa, elaborada por el USDA de Estados Unidos, que tiene una orientación mucho más agronómica que pedológica, razón por la cual no la subo acá, aunque a veces la lleve también al campo para orientarme en algunas observaciones muy específicas.
Y ahora sí les cuento que la ficha contiene tres partes – además de un espacio al pie, reservado para observaciones- que se complementan entre sí, pero apuntan a distintos aspectos, algunos de los cuales se terminan de anotar sólo después de realizados algunos análisis de laboratorio.
Por otra parte, el orden en que se van completando los casilleros, no necesariamente es lineal, ya que a veces hay que volverse atrás, porque algunos datos se relevan de inmediato, y otros se derivan de éstos, o de determinadas manipulaciones que llevan tiempo y se anotan más tarde.
¿Qué aspectos contempla parte superior?
La parte inicial de la ficha consigna todos los datos que permiten la identificación, localización del perfil, y algunos resultados finales, tales como la clasificación y las limitaciones del suelo. Por supuesto, esa última porción se llena cuando ya todos los análisis han arrojado resultados.
¿Qué contempla la parte intermedia?
La parte intermedia se refiere a las características propias del sitio en el que se ha realizado la calicata (pozo de observación del suelo).
Muchas veces se discute si se han de consignar rasgos muy particulares del exacto punto de apertura de la excavación, o los que son más generalizables a la zona amplia en la que ésta se encuentra.
La respuesta es sencilla: si se ha elegido bien el sitio de la calicata u observación, no habrá rasgos «patológicos», ya que precisamente la selección debe ser del lugar más representativo de la unidad geomorfológica que se está describiendo. Si toda la zona es ondulada, y justo se pocea donde hay un plano, la descripción no es suficientemente representativa.
¿A qué se refiere la parte inferior?
Allí se anotan las propiedades inherentes al suelo, no ya a la topografía ni al espacio general, aunque, obviamente las propiedades del suelo responden en parte a las condiciones del emplazamiento.
Algunas de las características requieren algunas pruebas físicas o químicas, y maniobras específicas sobre el material pedológico.
¿Qué debe consignarse en las observaciones, al pie de la ficha?
En primer lugar, la profundidad del pozo y antepozo si se trata de una observación con barreno y no de una calicata.
También puede agregarse todo aquello que no tenga un lugar preestablecido en la ficha, pero que cada prospector considere significativo, o que le ayude a la memoria. Cosas aparentemente triviales, pueden ser muy útiles cuando uno trata de recuperar en la memoria una observación particular.
Supongamos cosas como: «cuando comenzó la tormenta», «vimos un puma», o «nos corrieron a tiros», son seguramente disparadores que relacionan en la memoria esos hechos con lo que se observó en el perfil.
El próximo lunes explicaré con mayor detalle cada una de las tres partes, insistiendo sobre todo en los códigos preestablecidos para la descripción.
Bibliografía
ETCHEVEHERE, P. 1976. Normas de Reconocimiento de Suelos.INTA. Departamento de Suelos. Public. (152), Castelar, Buenos Aires.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
Cómo colectar muestras de suelos en el campo
Aunque parezca mentira, no todos los profesionales son tan prolijos y cuidadosos como deberían ser, a la hora de recoger las muestras que se enviarán a laboratorio para diferentes análisis.
Y como yo he sido a lo largo de toda mi carrera, muuuuuyyyyy rompepelot minuciosa, me atrevo a presentar algunos tips, para los principiantes en primer lugar, pero también para mis colegas medio desaprensivos, que muchas veces me complicaron los informes finales de investigación, porque no tenían la menor idea de cómo, dónde y cuándo habían levantado determinadas muestras, simplemente porque las rotulaban de manera incompleta o inútil.
Aclaro que el muestreo del que hablaremos hoy es el correspondiente a suelos, no a rocas, fósiles ni sedimentos. Y dentro del suelo, lo que aquí les explico se relaciona con las fracciones que se someterán a análisis de rutina. Cuando se requieren muestras para micromorfología, dataciones, o algunos otros propósitos muy específicos, el procedimiento cambia por completo. Pero eso lo conversaremos en otros posts.
¿Dónde se toman las muestras?
Salvo que se esté trabajando en un perfil naturalmente expuesto en un arroyo, cárcava o barranco, las muestras se extraen de las calicatas, que no son sino los pozos de reconocimiento cuyo específico objetivo es el estudio de suelos.
Una de esas calicatas se ve en la foto, con los característicos escalones que dan acceso a la misma, la pala que es referencia de tamaño, y el rótulo identificatorio del sitio de emplazamiento.
La foto es lo que se toma primero (les sugiero que repasen el post con tips para tomar fotos geológicas en el campo), para que no se vea el perfil demasiado perturbado, sino, en lo posible, en su estado más natural. Una segunda foto puede tomarse cuando ya se han identificado los horizontes y capas, que pueden marcarse con flechas de metal o plástico que se colocan en cada uno, o bien con marcas de cuchillo en los límites entre esos horizontes y/o capas.
¿Cuántas muestras se toman y en qué cantidad?
Normalmente se extrae una muestra por cada horizonte o capa identificado, salvo que se desee representar distancias verticales preestablecidas, por alguna razón. En este último caso, se toma una muestra toda vez que se alcance esa distancia, esté o no dentro de un horizonte distinto del que representa la muestra anterior.
La cantidad óptima es de unos 500 g porque eso permite realizar todos los análisis de rutina, y reservar una cantidad suficiente para repetir cualquiera de esos análisis en caso de que los resultados sean dudosos, o se sospeche o compruebe algún error o accidente durante la manipulación.
En algunas situaciones, por ejemplo en zonas muy escarpadas, donde se necesitan las manos libres para asegurar ascensos o descensos; y por ende las muestras se cargan en una mochila sobre el hombro por largos trechos, puede disminuirse un poco el peso de material extraído, pero no debe ser menor que 250 g.
Por el contrario, cuando se recorren amplios espacios a bordo de camionetas que trasladan el equipo de un lado al otro, el peso de la muestra es un dato menor y puede llevarse la cantidad que se desee, puesto que siempre hay tiempo para desechar excedentes en el propio laboratorio.
¿Cómo se procede para el muestreo?
Como ya les dije, antes de muestrear se toman las fotos, y luego se procede a retirar el material desde abajo hacia arriba, para evitar que el material de arriba que suele desmoronarse en parte cuando se toma la muestra, contamine al de abajo.
En otras palabras, la primera muestra es la de fondo de pozo, luego la del horizonte inmediatamente por encima y así sucesivamente.
En el muestreo, la herramienta óptima es una palita cerealera, o en su defecto una de jardinería, con la cual se extrae el material para su embolsado.
Debe tenerse especial cuidado de no muestrear aquella parte del perfil en la que se hayan realizado pruebas con reactivos, para que luego los análisis no arrojen resultados falsos.
Las muestras de análisis de rutina se colocan en bolsitas de polietileno, preferentemente dobles, de modo que la etiqueta (es una de las opciones posibles) quede entre ambas bolsas, para que no se desprenda en el traslado, ni se borronee lo escrito con la humedad del suelo. Por otra parte, eso evita que se pierda material por rotura de la bolsa, que es un accidente bastante probable cuando se atraviesan campos con plantas espinosas, o uno anda saltando alambrados de púas. (No por intruso, sino para acortar caminos muchas veces).
Las bolsas pueden ser de cualquier color, salvo en análisis especiales que requieren bolsas negras, pero de eso hablaremos otro día.
¿Cómo se las etiqueta?
Esta pregunta tiene dos aspectos: por un lado, cómo es materialmente el etiquetado, y por el otro, qué se anota en dicha etiqueta.
Empecemos con la primera parte: existen etiquetas fabricadas as hoc, que incluyen un ojalillo por donde se pasa un hilo para atar las bolsas de las muestras. Obviamente esos rótulos quedan por fuera del material empaquetado, lo cual tiene un aspecto favorable, que es el hecho de que no se humedecen en contactyo con el suelo; y uno desfavorable, porque a veces el ojalillo puede romperse y se pierde la información.
Por mi parte, yo prefiero colocar el rótulo, en una bolsita de plástico de las más pequeñas que vienen, y entre las dos bolsas que uso para juntar la muestra, según señalé más arriba.
Pero además, con un rotulador indeleble, escribo al menos el número de la muestra en la propia bolsa.
Hay otras personas que prefieren cerrar las bolsas con cinta de enmascarar, sobre la cual anotan el número de muestra con rotulador. Esta opción deja poco espacio para escribir otros detalles, a menos que también se anote todo lo demás en una libreta, o en un rótulo extra que se puede adjuntar a cada paquete.
Y ahora pasemos a los datos que conviene anotar para muestras destinadas a análisis de rutina, en cada etiqueta. Hay quienes sólo anotan un número, y después confían en su memoria para el resto o se dirigen a la ficha edafológica. Yo prefiero emplear más tiempo, y asegurarme de tener toda la información conducente a un tratamiento óptimo de los datos. Y lo que anoto es:
- Muestra: Se usa preferentemente un código alfanumérico, en que las letras se refieren a la localización, y el número, obviamente al orden en que se extraen las muestras. Por ejemplo LG 1, podría ser la primera muestra recogida en Los Gigantes.
- Procedencia: Allí se especifica de manera completa el nombre del sitio, porque al cabo de muchas campañas, uno puede llegar a preguntarse ¿LG era Los Gigantes, La Granja, La Gilda o qué? Por supuesto, es mejor poner alguna letrita extra como LGi; LGr o LGil, respectivamente para los casos usados como ejemplo. Sin embargo, uno no conoce todos los posibles nombres que existen y dónde le tocará trabajar, de modo que nunca está de más este segundo dato.
- Horizonte o capa: Allí va el nombre establecido en la Taxonomía para cada elemento relevado. Digamos por caso: Bt1 o ACk, etc. En perfiles con poca o ninguna edafización, pueden usarse los números de capas: 1, 2, 3, etc.
- Perfil o Calicata: Es el nombre con que se designa cada uno de los pozos de exploración pedológica, o cada perfil expuesto que se está muestreando. En la foto, C13 representa la calicata 13 y Cg es la abreviatura del toponímico, que normalmente estará también en el nombre de la muestra, según expliqué más arriba. Tal vez las muestras extraídas en la Calicata 13 podrían llamarse Cg 51, Cg 52, etc.
- Profundidad: no hay mucho que explicar puesto que solamente está indicando a qué distancia vertical desde la superficie se ha extraído el material.
- Destino: Se anota si va a laboratorio propio, o de qué institución, o eventualmente si se destina a algún uso especial, como «colección didática», «para datar» ( en cuyo caso, la técnica de extracción habrá sido especial), etc.
- Fecha: Es interesante contar con este dato, por muchas razones, como por ejemplo, simple nemotecnia, ya que unas fechas remiten al invierno, lo que le recuerda a uno, que el material estaba muy endurecido por resecamiento, y eso indica alguna otra inferencia, etc. En otros casos, sirve para dar órdenes de prelación para el ingreso a laboratorio, etc.
- Observaciones: Toda anotación relevante, como por ejemplo la presencia de formaciones especiales, que se destruirán en el curso del tratamiento en laboratorio. O las dudas existentes al clasificar el horizonte en el campo, ya que esas dudas se esclarecerán en el análisis.
¿Cómo se las almacena?
Normalmente eso depende del espacio disponible como repositorio, pero si no es exageradamente acotado, conviene conservar una pequeña porción en la misma bolsa del campo, tan cruda como se la trajo desde allí; y otra como duplicado en vías de preparación, después de secada al aire, tamizada en tamiz 5 y mortereada a mano. Esta porción, ya semipreparada, se puede conservar en frascos de vidrio rotulados con la aclaración de qué parte del procesamiento llegó a completarse.
Espero que esta información les haya servido como guía práctica,
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post fue tomada por Cecilia Braem para su trabajo Final.
Tips para mejorar las posibilidades de supervivencia en el campo. Parte 2.
Como ya les conté en la primera parte de este post, que a propósito, deberían ir a leer antes de adentrase en el presente, fue leyendo el libro, Missing without a trace de Tanya Rider y Tracy Ertl, que pensé que algunos de los consejos que allí aparecen para sobrevivir en situaciones extremas, podrían, debidamente traducidos al castellano, y con ligeras adecuaciones, ser útiles para los geólogos, que tantas veces deben trabajar en zonas poco frecuentadas y no están exentos de sufrir un accidente, o de perderse.
En la primera parte mencioné algunos consejos generales, y respondí a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los puntos que se deben tener en cuenta en el caso de estar perdidos en zonas aisladas?
¿Por qué es importante mantener la calma?
¿Cómo se mantiene la temperatura corporal adecuada?
¿Cómo asegurar un suministro de alimento?
¿Cómo orientarse?
Para este post de hoy, reservé en cambio las medidas que deben tomarse con relación a la necesidad de agua de un ser humano.
¿Cuánto tiempo se puede permanecer sin beber agua?
En general no se puede pasar más de 3 o 4 días sin beber agua, pero eso es variable según las condiciones del propio organismo, del estado del tiempo, y de la alimentación que se ingiera, además de la actividad que se realice.
¿Qué pasa si no se tiene acceso a ninguna reserva de agua limpia?
Les llamará la atención que haya escrito agua limpia, y no agua a secas (parece un oxímoron, pero no lo es, jejeje) porque seguramente pensarán que cuando no hay otro suministro, uno no se pone en exquisito, y toma lo que encuentra. Pero lo que quiero señalar es que si bien eso puede ser un alivio momentáneo, conlleva un riesgo muy alto, ya que de producirse por ejemplo, vómitos o diarrea por la condición del agua, la deshidratación se acelera. De modo que hay que ser cuidadoso con lo que se va a beber.
¿Cómo se pueden aprovechar la evapotranspiración, el rocío y la lluvia?
Ya saben ustedes que las plantas evapotranspiran, porque se los he explicado en otro post.
Si se cuenta con bolsas de polietileno, se pueden envolver las hojas de las plantas en ellas, porque de ese modo el agua vaporizada durante el proceso queda retenida allí, y a la noche, con el descenso de la temperatura se condensa nuevamente, produciendo alguna pequeña cantidad de agua bebible.
Si no se cuenta con bolsas, la propia ropa puede tenderse a la noche cuando se produce el rocío y debidamente estrujada a la mañana antes de la evaporación, se puede reciclar humedad. Ésa es también una forma de obtener agua de una lluvia, y hasta, llegado el caso, de la propia transpiración.
En caso de accederse a algún encharcamiento de agua con algún grado de turbiedad, es mejor empapar en ella la camisa, y luego estrujarla para beber, ya que buena parte del material en suspensión quedará retenido en las fibras textiles.
Si hay alguna fauna silvestre, observar los senderos que usan puede conducir a un suministro de agua, ya que todos los animales tarde o temprano, se dirigen a ellos.
¿Cómo se disminuye el riesgo de deshidratación?
Cuando la zona es hiperárida, y no cabe esperar lluvia, charcos, ni humedad atmosférica en cantidad aprovechable, la única alternativa es disminuir la deshidratación hasta llegar a un sitio seguro o mientras se espera un rescate.
En tal caso, los siguientes son los tips recomendables:
- Evitar el exceso de transpiración, dosificando la marcha de modo que se descanse en las horas más cálidas, para no sudar en demasía.
- Recordar que también en la respiración se pierde humedad, por lo cual, toda actividad que produzca agitación aumenta la deshidratación. Por tal motivo, entrar en pánico, correr o moverse innecesariamente es desaconsejable.
- Evitar la exposición directa al sol y al viento. Ambos producen gran desecamiento de los tejidos. Siempre es preferible conservar una camisa, por mucho calor que se sienta, porque retiene la transpiración, manteniendo algún grado de humedad en la piel. Pero tampoco se debe extremar el abrigo, para no transpirar copiosamente. Por esa razón siempre recomiendo las múltiples capas para el abrigo, que permiten regular a lo largo del día la protección necesaria.
- Comer solamente la cantidad imprescindible para mantener las energías, ya que la digestión consume mucha agua. Recuerden que sin alimentos se puede sobrevivir semanas, pero sin agua no. Regular la alimentación para que se mantenga muy poco por encima del límite justo que evite el desmayo y la hipotermia.
- Si en los primeros días se cuenta con alguna bebida que no sea agua, se debe ser muy cuidadoso, porque muchas de ellas son altamente diuréticas, y es preferible abstenerse o dosificarlas al extremo cuando se trata de café, alcohol o bebidas cola.
Por último, insisto en que el pánico es siempre el peor enemigo, por eso leer esta clase de advertencias con anterioridad a un viaje a zonas agrestes, es siempre útil, aun cuando sólo sirvan para generar un sentimiento (más o menos justificado) de seguridad y confianza. Si uno cree estar preparado, y en posición de mantener el control de la situación, (aunque sea una mera ilusión) el pánico deja de ser la primera reacción.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post la he tomado en un viaje a Catamarca.
Tips para mejorar las posibilidades de supervivencia en el campo. Parte 1.
Leyendo un excelente libro, Missing without a trace de Tanya Rider y Tracy Ertl, que por otros motivos pronto presentaré en detalle en mi blog no profesional, se me ocurrió que algunos de los consejos que allí aparecen para sobrevivir a situaciones extremas, podrían, con ligeras adecuaciones ser útiles para los geólogos, que tantas veces deben trabajar en zonas inhóspitas, y no están exentos de sufrir un accidente, o tomar una mala decisión, y terminar perdidos.
Estos consejos permiten sobrellevar mejor el tiempo que puede llegar a transcurrir hasta un eventual rescate, o un regreso a condiciones seguras.
En esta primera parte he seleccionado los consejos generales, y en la segunda hablaremos con más detalle de uno de los puntos que aquí vamos a mencionar.
El primer consejo es anterior a todo accidente, y consiste en estar preparados. Para eso, les recomiendo leer todos los posts que he ido reuniendo en la categoría TIPS para el campo (cómo orientarse sin una brújula, indumentaria y equipos necesarios, riesgos que se pueden encontrar, etc.) y asumiremos que no se han largado al campo a tontas y a locas, sino teniendo todo esa información previa, debidamente incorporada.
Ahora, supongamos que algo sucede y resultan aislados y distantes de su base o campamento. Sumando mis propios criterios y experiencias a la traducción de los extraordinarios recursos que se sugieren en el libro que les mencioné más arriba, estos son los tips resultantes.
¿Cuáles son los puntos que se deben tener en cuenta en el caso de estar perdidos en zonas aisladas?
- Mantener la calma dentro de lo posible.
- Mantener una temperatura corporal adecuada.
- Suministro de agua. Este punto es tan crucial que es precisamente el que separaremos para la segunda parte del post.
- Alimentación.
- Descanso.
- Orientación.
¿Por qué es importante mantener la calma?
Porque todas las decisiones que se tomen serán más adecuadas si se está en posesión de una mente equilibrada, mientras que el pánico puede más fácilmente conducir hacia las opciones equivocadas.
Lo primero que se requiere es evaluar la situación. ¿Se está solo o en grupo? ¿Hubo un accidente, se está herido, se reconoce la posición, o se ha perdido la orientación? ¿Se cuenta con medios para mantenerse alimentado e hidratado, o hay que empezar por procurarlos? ¿Se tiene un celular o equipo de comunicaciones que funcione para pedir ayuda? ¿Hay un GPS en funcionamiento? ¿Se está a distancia razonable del vehículo en que se llegó al sitio y está aún accesible, como refugio al menos?
Según cuáles sean las respuestas a cada una de esas preguntas, las estrategias a seguir son diferentes, por lo cual no pueden agotarse aquí todas las posibilidades, pero podemos abordar algunas situaciones hipotéticas.
¿Cómo se mantiene la temperatura corporal adecuada?
Primero debe tenerse en cuenta que la hipotermia suele ser el peor enemigo en estas circunstancias, porque hasta en climas cálidos, las noches significan importantes descensos de temperatura. Esa amplitud térmica crece con la disminución de la humedad atmosférica, y se hace extrema en zonas desérticas o muy áridas.
Esto significa que si se pretende marchar, no siempre es bueno dejar atrás todos los elementos de abrigo para aligerar la carga. Debe evaluarse qué será necesario, según lo que se conozca de la meteorología del área.
Por supuesto, si se va a pernoctar y no se cuenta con refugios temporarios como tiendas o el auto mismo, habrá que buscar el mejor reparo disponible, desde aleros de roca que protejan del viento y el rocío en zonas rocosas, hasta precarias construcciones, improvisadas con el follaje disponible.
Si se sabe cómo hacer una pequeña fogata, ésa es la medida aconsejable, porque también puede ser una señal para quienes estén buscando a la persona perdida, además de que puede mantener a la fauna salvaje si la hubiera, a distancia razonable. De cualquier modo es importante conocer las condiciones del viento, y apagar la fogata al alejarse de ella, porque nadie quiere terminar como Juana de Arco por un uso imprudente del fuego.
Para eso, una de las cosas que siempre se debe tener en el bolsillo es una caja de fósforos, envuelta en nylon asegurado con una bandita elástica. Es mejor si se hace esa cubierta doble, simplemente repitiendo la operación de envolver y atar.
Si el problema es el excesivo calor, la consecuencia más grave es la deshidratación, de modo que las medidas aconsejables las veremos en la segunda parte del post, al hablar del agua.
Pero de entrada se puede asumir que no se marchará durante las horas de máxima exposición solar, y se buscará en cambio áreas de umbría para descansar en esas horas.
¿Cómo asegurar un suministro de alimento?
Lo primero que debe saberse es que si bien el hambre es un enemigo muy molesto, difícilmente será mortal, ya que el organismo humano está diseñado para resistir sin alimento por tiempos tan prolongados como hasta tres semanas, mientras se cuente con agua.
Si no se cuenta con ninguno de los elementos que ya he recomendado en otro post tener a mano, se puede intentar reconocer frutos silvestres comestibles, si la zona los puede proveer. En situaciones de extrema aridez, pensar en Marley y armarse un menú de insectos tal vez sea la única opción existente. Conviene recordar que una regla de seguridad más o menos universal, es dejar tranquilos a los insectos de 8 patas, ya que muchos de ellos son ponzoñosos, y preferir en cambio los de 6.
También debe recordarse que hay hongos que son venenosos, y plantas urticantes, tóxicas, o de sabor tan desagradable que pueden provocar vómitos, con la consecuente deshidratación.
Un tip interesante es entonces, observar-si es posible- qué tipos de plantas son elegidas por los animales del lugar.
La caza de mamíferos sólo es recomendable para quienes saben que tendrán la presencia de ánimo de acabar con una vida con las propias manos, y consumirla después. No es mi caso, al menos.
¿Por qué se recomienda el descanso?
Porque la falta de sueño produce una desorientación espacial, y además genera un estado letárgico que impide reaccionar a tiempo ante peligros inminentes, además de conducir a tomar malas decisiones.
Para dormir, las recomendaciones de refugio y fogata que hicimos más arriba también valen.
¿Cómo se orienta uno en el campo?
Ya les di más que suficientes explicaciones en un post ad hoc, pero vale agregar otras cosas. Puede suceder que saber dónde está el norte no sirva, porque se ignora en qué dirección queda el poblado o refugio más cercano.
En tal caso, recordar que a lo largo de los ríos crecen las chances de encontrar asentamientos de mochileros, o pequeñas comunidades. En cualquier caso, bajar siempre, buscando los valles, donde hay más poblamiento, aun cuando no se encuentren cauces ni siquiera secos.
Por ahora, estos tips deberían ayudar en algo. La semana próxima veremos cómo evitar la deshidratación hasta donde sea posible.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
La foto es de una zona árida en Catamarca.
El geólogo y su sombrero
Este post se lo vengo prometiendo a Dayana hace un montón. Bueno, no sólo éste sino muchos más, puesto que ella entiende que así como en su momento me explayé sobre la piqueta, hacerlo sobre los demás objetos que constituyen el equipo fundamental del geólogo no estaría de más.
Y voy a cumplir con esta premisa, paso a paso. Hoy veremos que un sombrero que pretenda entrar en la lista de los objetos de verdad amados por un geólogo, no puede ser cualquier cosa que le tape los sesos para que no se los cocine el sol.
Un buen sombrero tiene sus requisitos. Y van mucho más allá de la estética. De hecho, pueden a veces ir a contrapelo de ella, pero tienen su razón de ser.
¿Cómo se selecciona un buen sombrero para el campo?
Primero hay que tener en cuenta las circunstancias en las que se lo va a usar. Hoy no hablaremos de los cascos de protección contra accidentes que son norma de seguridad ineludible en las canteras a cielo abierto, ni de los que además deben portar una lámpara para tareas subterráneas, porque a ésos no les podemos dar adecuadamente el nombre de sombreros.
Hoy hablaremos de los que usamos en tareas al aire libre, pero del tipo exploratorio o de investigación.
Y en ese punto, lo primero a considerar es el clima.
¿Cómo es un buen tocado para zonas frías?
Algunas personas creen suficiente un gorrito de lana para abrigarse la cabeza, pero por experiencia les digo que aun en pleno invierno, una larga exposición solar produce quemaduras en el rostro, y eso arruinaría nuestro bello cutis a la larga.
Por eso, considero indispensable el uso de la visera hasta en el invierno más crudo. Y no me parece práctica la costumbre de ponerse la capucha del rompevientos y sobre ella una gorrita de golf, o al revés una gorra playera y encima subirse la prolongación de la campera, porque cualquiera de ambas cosas limitan mucho el movimiento.
La mejor opción es, para mi gusto, una gorra con visera, orejeras flexibles que pueden levantarse si no hace frío excesivo, y si es posible, con forro de lana o similar.
Precisamente hoy ilustro el post con un par de fotos de mi sombrerito, ése que mis colegas y alumnos ya me conocen bien, porque va conmigo a todas partes, en invierno, claro. Lo ven con las orejeras bajadas y levantadas, y tiene corderito por dentro y visera, aunque no se la vea bien.
¿Qué usar en verano?
Si se trata de una zona no excesivamente calurosa, una gorrita de las comunes, con visera anda bien, sobre todo para las áreas con vegetación más o menos enmarañada, o si en algún momento hay que atravesarlas para llegar al sitio de trabajo. Yo prefiero elegir tres requisitos más, dentro de lo posible, a saber: que sean de colores llamativos, para el caso de que haya algún accidente, porque eso facilitaría la búsqueda de mi cuerpo (pre o post mortem, 😀 ), que tenga buena ventilación, ya sea por los dos o tres agujeritos que algunas gorras traen, o porque sea de una tela tipo red, por lo menos en parte, y por fin, algo que no siempre encuentro: que tenga un bolsillito con cierre en la copa, para llevar un carnet, tarjeta o llave que conviene conservar a mano. No siempre se juntan todos los requisitos con facilidad pero hay que tener paciencia y buscar.
Si la zona es extremadamente cálida, son muy recomendables los sombreros tipo legionario que tienen una extensión para proteger la nuca del rayo directo del sol.
Y por último, lo que más me gusta a mí personalmente (aunque el que tanto amé ya pasó a mejor vida después de muchos años de uso y abuso) que es una opción para campos abiertos y climas no muy ventosos: el sombrero de paja toquila, que nosotros llamamos panamá, pese a provenir de Ecuador. Tienen la gran ventaja de ser frescos, livianos y proveer un ala ancha que genera una sombra muy deseable cuando se va a estar todo el día al aire libre, sea cual sea la hora y por consiguiente la posición del sol. Ésa es su ventaja respecto a las gorritas de visera que hay que ir dando vuelta según uno se va desplazando o se corre el sol. Además, convengamos que son una paquetería, ¿no les parece?
Espero que les sirva de algo, porque vendrán más posts relativos a la indumentaria.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela