Contactos convergentes entre dos placas marinas

Hoy vamos a dar un nuevo pasito para comprender la Tectónica global, eligiendo como tema la segunda forma posible de contactos convergentes entre placas.

Se trata esta vez de la situación en que colisionan dos placas de corteza oceánica, es decir que ocurren fenómenos diferentes a los que se dan en el encuentro entre una placa coninental y una marina, tema del que ya hablamos antes.

Hoy les presento el tema de manera muy simplificada, pero se me acaba de ocurrir que en un próximo post podría darles un pequeño glosario de términos específicos con su explicación, lo que ampliaría más el conocimiento. Por ahora, en una primera aproximación, prefiero no complicarlos con demasiados términos técnicos.

Empecemos pues:

¿Cómo es el proceso general de subducción entre dos placas oceánicas?

Lo primero a recordar es que tratándose de dos placas de densidad y composición aproximadamente iguales, y no siendo ninguna de ellas lo suficientemente liviana como para tender a montarse sobre la otra, cualquiera de ellas puede subducirse hacia el manto, pero es más probable que lo haga la que se mueve con mayor velocidad, pues la propia inercia tiende a continuar su movimiento en la dirección que ya trae.

Así pues, nos encontramos ante una placa oceánica que se hunde y es portadora de sedimentos que se depositaron sobre ella cuando era el piso oceánico, y por ende el destino final de los sedimentos continentales – dominantemente detríticos- transportados por la erosión y la remoción en masa; y de los sedimentos organógenos de los propios fondos marinos.

Por esa razón, a medida que se hunde en profundidades que ya sabemos aumentan su temperatura según el gradiente geotérmico, los minerales presentes se irán acercando a sus puntos correspondientes de fusión, y en algún momento comenzarán los procesos ígneos, con la generación de magmas, que como se ve en la figura, buscarán el alivio de las presiones ascendiendo a favor de fisuras preexistentes o por su propio movimiento generadas. Por supuesto se trata de procesos que pueden llevar entre miles y millones de años, pero en algún momento, los magmas en ascenso provocarán fenómenos volcánicos que darán origen a nuevas rocas al solidificarse.

También puede suceder que el calor generado en el descenso produzca ascensos solamente de materiales volátiles y aguas sobrecalentadas, y no necesariamente de los magmas en su totalidad; pero esos materiales calientes hacen aumentar la temperatura de la placa que los sobreyace y es muchas veces el propio material de esa placa- que nunca descendió- el que se funde y provoca el vulcanismo.

A lo largo de todo el contacto, las nuevas rocas generan arcos de islas, como les he adelantado ya en el post al que los he remitido más arriba.

Las lavas producidas en placas oceánicas tienden a ser más básicas que las de los fondos continentales, y generan complejos litológicos más o menos característicos, sobre los que profundizaremos en otros posts.

Veamos ahora los efectos generales resultantes.

¿Cuáles son sus resultados visibles?

En primer lugar, se generará en la zona de ingreso de la placa hacia el interior terrestre, una fosa de gran profundidad, marcada en el gráfico por la ligera curvatura hacia abajo de la placa que permanece en superficie, y que por supuesto sigue el trazo y extensión de la zona de contacto entre las dos placas.

Luego, avanzando en la misma dirección en que lo hace la placa descendente, aparece el arco insular, que se forma sobre la placa que permanece en superficie. Es decir, por delante de la dirección de avance de la placa en subducción.

Toda la zona manifiesta obviamente intensa actividad volcánica, (no debe olvidarse que todas las islas en esta zona son precisamente de origen ígneo) y sismicidad acompañante.

¿Dónde pueden señalarse ejemplos de esta situación?

Japón es el ejemplo emblemático, donde colisionan la placa Pacífica y la Australiana, ambas con bordes oceánicos. Otro ejemplo muy particular es la isla de Pascua que constituye una unión triple, de la que hablaremos más adelante en otro post. En general la Polinesia se ha ido constituyendo por arcos insulares de este origen.

Por su parte, responden a esta dinámica las grandes fosas, como la de la Marianas, Tonga, Kermadec, etc.

¿Qué puede agregarse?

Muchísimas cosas, razón por la cual deberé referirme a ellas poco a poco en sucesivos encuentros, porque ya tengo muy claro que los posts muy extensos no se leen en su totalidad.

Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.

Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.

P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio

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