El desierto de Atacama en la mirada de Gabriela Mistral
por Gabriela Mistral
En arribando a Coquimbo
se acaba el Padre-desierto,
queda atrás como el dolor
que nos mordió mucho tiempo,
queda con nuestros hermanos
que en prueba lo recibieron
y que después ya lo amaron
como ama sin ver el ciego.
El sol ya coció su piel
y olvidaron verdes huertos
como la mujer que olvida
amor feliz por infiernos
o el penitente que tumba
No vuelvan atrás los ojos
pero guarden el recuerdo
de los que doblados tapan
sal parecida al infierno,
la hallan y la regustan
en el yantar, en el dejo,
y son como ella los hizo
de los pies a los cabellos,
y la terca sal los guarda
íntegros hasta de muertos.
¡Que dura tiene la índole
sal sin ola y devaneo,
pero que noble los guardas
enteros después de muertos!
Vamos dejando el cascajo
y las arenas de fuego,
y vamos dando la cara
a olores que trae el viento
como que, apuntando el agua,
vuelva nuestro ángel devuelto.
Ojalá les haya gustado tanto como a mí. Un abrazo y nos vemos el lunes. Graciela.
P.D.: La foto que ilustra el post es de este sitio