El sismo de San Juan, del 20 de Noviembre de 2016
Hoy estaba pacíficamente disfrutando mi tarde de domingo, cuando el sof en el que estaba cómodamente leyendo, se encabritó, y mis llamadores de Ángeles comenzaron a repicar. Señal de que debo comunicarme con el sitio del Inpres y averiguar dónde fue el sismo cuyas causas tengo que analizar para poder explicarlas a mis lectores. Y allá vamos…
¿Cómo y cuando tuvo lugar el evento sísmico?
El terremoto ocurrió el 20 de noviembre de 2016 a las 17 h 57′ hora local. Su magnitud fue de 6.4° Richter y la profundidad de su hipocentro se calcula en 115,8 km según el USGS, aunque el Inpres la estima en 130. Las coordenadas del epicentro son: 31.643° latitud sur y 68.765° longitud oeste, lo que lo ubica en las proximidades de la ciudad de San Juan, y a unos 36 kilómetros al oeste de la localidad de Caucete, tristemente célebre por otro evento sísmico anterior. Todo dentro del Valle de Zonda.
A este primer temblor siguieron casi inmediatamente, al menos tres réplicas, hasta el momento en que escribo esto. Afortunadamente, pese al temor generalizado, no se ha informado que existan víctimas humanas ni daños materiales, aunque se sintió claramente en lugares tan distantes como Mendoza, Córdoba y hasta Buenos Aires en el lado argentino; y por la parte chilena, en las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, 0’Higgins y Metropolitana, incluido Santiago.
¿Dónde queda el Valle de Zonda?
Se trata en realidad de una parte deprimida del departamento homónimo, que se encuentra ubicado en el centro sur de la Provincia de San Juan, y distante aproximadamente 20 km de la ciudad capital. Ocupa unos 2.905 kilómetros cuadrados, y posee un relieve netamente montañoso, enclavado en la precordillera.
Debe su nombre al idioma indígena, en el que Zonda significa «cielo alto», y designó originalmente al viento cálido característico de San Juan. Por extensión, toda la zona tomó el nombre de ese viento.
¿Es una zona sísmica?
Efectivamente, en esta región, se identificaron distintas líneas de debilidad, representadas por trazas de falla que afectan depósitos cuaternarios, en los que interactúan dos frentes morfoestructurales de rumbo meridional y vergencia opuesta. El valle queda encerrado hacia el oeste, por la Precordillera Central con vergencia hacia el este; y en el levante, por la Precordillera Oriental con vergencia hacia el oeste.
¿Por qué se trata de una zona tan activa?
Porque está regida por la dinámica propia del contacto entre la placa de Nazca, en subducción, que se mueve acercándose a la Sudamericana, bajo la cual se hunde.
Ese proceso de convergencia entre placas, y la subducción resultante, son responsables del levantamiento de la Cordillera de los Andes, y de la cadena volcánica incluida en ella.
Si se considera a la Sudamericana como una placa relativamente en reposo, la de Nazca se desplaza hacia el noreste, a una velocidad de entre 70 y 80 mm anuales, según se mida más al sur o más al norte, respectivamente. Esta velocidad es superior al promedio calculado para todas las placas que conforman el rompecabezas tectónico, y que es del orden de los 25 mm por año.
La sismicidad del área de Cuyo es frecuente, pero por fortuna de baja magnitud, aunque en su conjunto, el área andina proporciona aproximadamente el 15% de la energía total liberada anualmente por todos los terremotos del planeta.
¿Qué otros eventos sísmicos tuvieron lugar en la zona en tiempos históricos?
El más próximo en el tiempo, fue el terremoto de Caucete, acontecido el 23 de noviembre de 1977, que llegó a provocar daños menores en sitios tan alejados como Córdoba, Río Cuarto y Buenos Aires. Afortunadamente, por tratarse de una población muy pequeña, sólo hubo un número reducido de víctimas, pese a que la precariedad de las construcciones determinó daños materiales muy significativos.
Muchos años antes, tuvo lugar el terremoto de San Juan del 15 de enero de 1944, que fue de verdad muy luctuoso y dio lugar a una reconstrucción edilicia, en la que por primera vez se aplicaron en el país los criterios de urbanización sismorresistente, aunque claro, según la metodología por entonces conocida, y hoy ya ampliamente superada.
¿Qué puede esperarse ahora?
Como ya he dicho muchas veces, la zona debe reacomodarse hasta alcanzar una nueva situación de equilibrio que resulte relativamente duradera. Por ello, y por ser tantas las fallas presentes en el lugar, movimientos menores no deberían sorprender a nadie.
Por otra parte, por la topografía propia de la Precordillera, todos los fenómenos de remoción en masa son también posibles y hasta diría probables.
Y en un panorama más amplio, las dos placas involucradas, también deberán reajustar su equilibrio, a través de movimientos posiblemente menores, porque ya algo de energía se ha disipado en este sismo.
En las zonas volcánicas, los movimientos magmáticos seguramente verán también interrumpido el statu- quo, y puede haber algunos cambios, si nuevos caminos se han abierto, cerrado o modificado en el desplazamiento de las fallas de hoy.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de la página del USGS (United States Geological Service).