El Sistema Solar, elementos menores.

En posts anteriores sobre el tema Cosmos, ya les he venido relatando bastante acerca de los componentes más importantes del Sistema Solar, pero existen también componentes menores o más ocasionales, como los cometas, de los cuales hay un post que deberían leer, y los meteoritos, que fueron explicados con relación a un evento acontecido hace un par de años.

Para completar todo el panorama, sólo resta mencionar el polvo cósmico, y la basura espacial.

¿Qué es el polvo cósmico?

El polvo cósmico no es otra cosa que material finamente dividido, que se mantiene orbitando en el espacio, al escapar del campo gravitacional del cuerpo al cual originalmente pertenece, cualquiera sea éste.

Muchas veces los cuerpos desde los que se desprende polvo cósmico son los cometas, que al tener órbitas tan excéntricas, pueden pasar muy próximos a astros con masa mucho mayor, y que por ende ejercen más fuerza atractiva sobre esas partículas que los acompañan, y las capturan de modo que permanecen en sus áreas de influencia.

Los impactos meteoríticos desprenden también partículas que permanecen en el espacio mientras no sean capturadas por campos gravitacionales lo suficientemente intensos.

Y no son pocos los meteoritos que se desintegran al atravesar las atmósferas de cuerpos estelares, y que generan por ende, otra parte de ese polvo que constituye también parte del sistema.

¿Qué importancia tiene el polvo cósmico?

El polvo cósmico eventualmente llega a la Tierra, sumando anualmente un par de toneladas a su masa, según cálculos bastante conservadores.

Esto por cierto implica que todo el sistema va reacomodando sus distancias, ya que según vimos al analizar la ley de Titius Bode, éstas dependen en buena medida de las masas de los cuerpos involucrados. Por cierto, cambios semejantes ocurren también en otros planetas, con lo cual existe un cierto grado de compensación que hace al equilibrio dinámico que conocemos.

¿Qué es la basura espacial?

Pese a que no tomamos conciencia de ello, existe orbitando a la Tierra una gran cantidad de material de origen artificial que prestó utilidad alguna vez, pero ya no sirve más y que nunca se retira activamente, de modo que allí dará vueltas por un tiempo indefinido.

Se conoce como basura espacial o SD por la sigla en inglés de Spatial Debrise (desechos espaciales).

Componen ese universo de fragmentos, elementos tales como partículas derivadas de colisiones y explosiones, artículos que los propios astronautas pierden en sus paseos fuera de las naves o desechos originados en las estaciones espaciales, como la MIR (paz, en ruso), que habría dejado atrás más de 200 objetos, inclusive bolsas de basura.

Se estima que hay hasta 200 millones de objetos mayores de un centímetro y unos 300 millones con un diámetro de más de un milímetro alrededor del planeta. Los elementos de mayor tamaño pueden detectarse desde la Tierra con radares y telescopios.

¿Cuál es su importancia?

En primer lugar, implican elementos reflectantes y refractantes que modifican el curso de las radiaciones, lo cual podría tener incidencia en el clima. Además modifican ligeramente los balances de masas en el gran campo gravitacional que define los movimientos planetarios de los que pronto vamos a hablar en detalle en otros posts.

Y por último, siempre son elementos que dadas ciertas condiciones pueden colisionar entre sí, o caer sobre la Tierra.

Por eso, es que se ha comenzado a discutir ya de manera institucional, con la participación de la National Aeronautics and Space Administration (NASA), la Agencia Espacial Europea, el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia, la Administración Espacial China y la Organización de Investigación Espacial de India, entre otros organismos, la posibilidad de recoger esos desperdicios.

Hasta el momento, esa empresa se ha considerado inviable por su altísimo costo.

Por el momento, es la propia atmósfera la que de modo muy limitado va dando cuenta de algunos de los materiales que al contactar con sus partes más densas se incendian o desintegran por la fricción.

El contacto con las capas más densas ocurre de manera aleatoria cuando las partículas crecen por acreción y la atracción gravitacional crece en consecuencia, o bien cuando a lo largo de los ciclos solares undecenales, la atmósfera tiende a espesarse.

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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio.

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