En el Día de la Minería, una leyenda interesante, La Ciudad de los Césares.
Siendo mañana un día de festejos en la actividad minera, se me ocurre que un post algo más próximo a las leyendas y al entretenimiento que a la ciencia, puede ser el adecuado.
¿Qué es la Ciudad de los Césares?
Se trata de un lugar mítico, que nunca pudo encontrarse pese a las muchas campañas que se realizaron en su búsqueda, al que también se denominó alternativamente de muchas otras maneras, como: Ciudad Encantada de la Patagonia, Ciudad Errante, Trapalanda, Trapananda, Trapalandia, Lin Lin o Elelín.
De su ubicación sólo se dice que estaría en algún lugar austral de América del Sur, ya sea en algún valle cordillerano de la Patagonia entre Chile y la Argentina, o como se indicó originalmente, en un valle entre las que hoy son las Provincias de Córdoba y San Luis.
Se supuso que la Ciudad había sido fundada, o bien por españoles sobrevivientes de algún naufragio, o separados de las expediciones, y errantes por el territorio; o bien por mitimaes incas. Lo que siempre es coincidente en todas las versiones es que estaba llena de riquezas, principalmente oro y plata.
Aclaremos de paso que el término mitimaes deriva de la palabra quechua mitmay, que significa desterrar. Hay deformaciones de esa palabra, tales como mitmakuna o mitmaqkuna, pero todas aluden a grupos de familias separadas de sus comunidades de origen, y enviadas por el Imperio inca a otros pueblos, donde cumplían funciones económicas, sociales, culturales, políticas y militares. Casi como embajadores de la época.
Según la tradición popular, la ciudad existe pero no puede encontrarse porque estaría rodeada de una niebla impenetrable que sólo habrá de levantarse al final de los tiempos, para aparecer entonces en todo su esplendor.
¿De dónde surge esa leyenda?
Según las crónicas de la época, es decir, por fuera de los relatos míticos, se sabe que en el año 1527, Sebastián Gaboto fundó el fuerte Sancti Spiritu en la confluencia de los Ríos Carcarañá y Paraná.
Desde esa base partió un año después, una expedición que debía reconocer el territorio, siguiendo el Carcarañá hacia sus nacientes, y que era comandada por el Capitán Francisco César.
Ese grupo de exploradores recorrió los cursos de los ríos Carcarañá y el Talamochita, (también denominado Ctalamochita o Río Tercero), y concluyó en la zona de la Sierra de los Comechingones, probablemente en el Valle de Conlara, al límite con la provincia de San Luis. Allí los indígenas tenían por jefe al Cacique Yungulo, y eran tan amistosos que obsequiaron a los viajeros, objetos de oro y cristales de berilo.
Cuando los españoles, luego de dos años de travesía regresaron al Paraná, exageraron el relato sobre las riquezas encontradas y generaron la leyenda. El nombre de Ciudad de los Césares se derivó del nombre de césares con que se conoció por entonces a los hombres de la expedición comandada por el Capitán César.
¿Por qué, entonces, hoy se sitúa a la Ciudad de los Césares preferentemente en algún lugar de la Patagonia, y no ya en Traslasierras?
Si bien el origen primero parece ser claro (o al menos el nombre de la ciudad parece indicarlo), luego como todas las leyendas, fue evolucionando con matices regionales, que básicamente van cambiando tanto los supuestos descubridores, como el emplazamiento teórico de la mítica ciudad, hasta prácticamente consagrar la idea de que los relatos de época aludían a la Patagonia, y no al Valle de Traslasierras.
Bien podría ser, sin embargo, toda la evolución del mito, una estrategia intencional, para incentivar la exploración de sitios más australes e inhóspitos que los de la leyenda original.
O, en el último de los casos, también podría tratarse de noticias independientes, llegadas desde diversas fuentes y aludiendo a distintos sitios, que la tradición oral terminó reuniendo en una sola leyenda mucho más grandilocuente, y más alejada de los centros explorados; lo que justificaría que nunca fuera hallada.
¿Había realmente tanta riqueza en las Sierras Pampeanas de Córdoba y San Luis?
Este tema ya lo vengo tratando en otros posts, que les recomiendo leer, siguiendo este link.
¿Qué consecuencias trajo esa leyenda?
La obvia, es decir, despertar la codicia de los españoles, que organizaron muchas expediciones para buscar la ciudad maravillosa.
Pero también significó que allí en los lugares en que se registraban hallazgos, por pequeños que fueran, de metales preciosos o particularmente útiles, se iniciara por entonces una explotación tanto del recurso, como de los indígenas, a los que se hacía trabajar hasta la extenuación, sin protección ni derecho alguno. Lo cual forma parte del aspecto más oscuro de la evolución de la mnería.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este lugar.
Estimada, muy interesante Blog, la citaré como corresponde en mi programa cuando hable sobre las leyendas y el oro en Córdoba
Saludos!! Sebastián Zapata
Muchas gracias, Sebastián.
hola, interesante Graciela. más que nada dejando todo el mito de lado (indios y Españoles)… enfocándonos solo en la «minería». entonces es verdad que esas tierras fueron minada a gran escala mucho antes de nuestra llegada. voy a seguir leyendo gracisa.
Bienvenido entonces, Gastón, me alegra que te interese el tema. Un abrazo, Graciela.