Locos por la Geología en el Tercer Taller Participativo de Rescate en Cavernas y Minas.
Hoy voy a contarles una experiencia personal, que además será el puntapié inicial de una serie de posts relacionados con el tema
Hace un par de semanas, me vi honrada con la invitación a participar, en mi calidad de «geoblogger», si me permiten el neologismo, y también como docente universitaria, del Tercer Taller Participativo de Rescate en Cavernas y Minas, y hoy vengo en un primer post a contarles los detalles del encuentro.
Después seguirán otros posts, donde aprovecharé para explicarles las características geológicas y la génesis de la caverna donde se realizó el simulacro de rescate, y me adentraré en más información espeleológica, pues son todos temas igualmente apasionantes, sin ninguna duda.
Y habrá también lugar para mis impresiones personales y vivencias, en mi otro blog: ¿Y si hubiera una vez?
El Taller fue organizado por la Agencia Córdoba Turismo (S.E.M del Gobierno de la Provincia de Córdoba), más específicamente por el área a cargo del producto Turismo Geológico Minero, bajo la responsabilidad de la D. Selva Marisa Peretti; y por la Municipalidad de La Falda, a través de su Secretario de Turismo, el Sr. Diego Veliz.
La parte teórica de introducción al estudio científico en espacios confinados fue dictado por la Sociedad Argentina de Espeleología, y estuvo a cargo de su Presidente, el Biólogo Enrique Lipps y su equipo.
La Brigada Operativa de Emergencia y Rescate «Cerro Vanguardia» tuvo a su cargo los enfoques tanto teóricos como prácticos del taller y simulacro de rescate. Su Coordinador fue Isidro Fabián Galleguillo, junto a un grupo de especialistas en el estudio de cavernas y espacios confinados.
Los participantes institucionales fueron: Grupo GES de Bomberos de la Policía de la Provincia de Córdoba y Bomberos Voluntarios del Departamento Punilla, (incluyendo las localidades de Carlos Paz, Valle Hermoso, La Falda, Villa Giardino, San Marcos Sierras, Capilla del Monte e Icho Cruz), el grupo especial GER de Cruz del Eje, Defensa Civil de La Falda, Patrulla del Uritorco, Operadores Turísticos Especializados, Escuela Argentina de Supervivencia. Mi modesta participación representó de alguna manera a la Universidad Nacional de Córdoba, al mismo tiempo que al blog.
Todos trabajamos en comunión para lograr un protocolo base para la eventualidad de rescatar a una persona desde las profundidades de una caverna. En este caso particular, el sitio elegido para el simulacro fue la Caverna El Sauce, sobre la cual voy a explayarme en un próximo post, porque lo amerita sin duda alguna.
Con relación al evento puedo agregar que estuvo muy bien organizado, que la atención de quienes actuaban como anfitriones fue insuperable, y que todos los grupos involucrados más directamente en la tarea del rescate, se integraron sin diferencias, en pos del objetivo.
En mi caso particular, me tocó ser básicamente un testigo de los esfuerzos para lograr sacar con el menor riesgo posible, y con la mayor celeridad a la persona accidentada, desde la profundidad de un espacio muy confinado y de muy difícil acceso. Esto se logró luego de algunas horas de trabajo que era monitoreado por los expertos de Cerro Vanguardia, quienes iban señalando los posibles errores en aras de la mayor eficiencia.
Y debo decir que los errores no eran muchos, pese a que intencionalmente se generaron situaciones para complicar la tarea de los rescatistas.
Así por ejemplo, luego de simular el accidente de un supuesto turista que formaba parte de un grupo de visitantes, se ocultó a otro en un sitio «desconocido» , asumiendo que otro miembro del grupo se podría volver loco en la espera en la profundidad y oscuridad, y podría decidir salir por sus propios medios antes de que llegara el rescate.
Se agregaron también otros «ruidos» para hacer más difícil el simulacro, tales como la llegada de la prensa entorpeciendo la tarea, el arribo de familares enloquecidos, y la caída de uno de los guías que participaban en la búsqueda del «extraviado».
Una vez transcurrido todo el simulacro, culminamos el día con un refrigerio campestre que sirvió también para recibir la devolución, muy favorable por cierto, de los brigadistas de Cerro Vanguardia, y de las personas que oficiaron de «víctimas», quienes aseguraron que siempre se sintieron contenidas.
Hasta aquí les he contado de manera bastante objetiva el desarrollo de los hechos. Ahora permítanme sacar mis propias conclusiones:
- La caverna está gestionada con gran responsabilidad, tanto desde la ecología como desde la seguridad. Esto puedo afirmarlo porque éste es el tercer taller, y se informó de los cambios que se hicieron a los fines de adecuarse a las recomendaciones surgidas en los anteriores. De hecho, los responsables de la caverna tomaron nota de nuevas indicaciones que pondrán en vigencia a la brevedad.
- Pese a la consuetudinaria desconfianza que nos hace descreer de las fuerzas de seguridad de nuestro país, encontré un profesionalismo increíble. Ignoro cuánto de equipamiento del primer mundo puede llegar a faltarles, si ése es el caso, pero puedo asegurar que al menos este grupo de instituciones que trabajan en el corredor Punilla, suplen cualquier falencia material con una capacidad y calidad humanas que me dejaron anonadada.
- Y por lo que a mí me toca, y considerando que mi nuevo proyecto de investigación transcurre en la Pampa de Oláen, no muy lejos de la zona de influencia de estos socorristas, les garantizo que me sentiré mucho más protegida cuando ande recorriendo espacios agrestes y topografás a veces complicadas. Pase lo que pase, sé que ellos están listos y muy bien preparados para cualquier eventualidad.
Ahora sólo me queda agradecer la invitación de Selva y contarles que Dayana se sumó como fotógrafa del blog, y pronto estarán disponibles fotos mucho mejores que la que ilustra este post.
Por último les aclaro que en la imagen estamos, recién salidos de la caverna, los que oficiamos de «turistas del grupo accidentado». Dayana es la bella joven que aparece en la segunda línea de la foto.
Los invito a seguir los próximos posts que se relacionen con estos temas.
Más abajo incluyo la gacetilla oficial del evento, que puede leerse según el sistema Scribd, al que ya los tengo acostumbrados.
HOLA PROFE!! Que bueno ver un lugar familiar en este Blog. No se si le habré contado antes, pero lo mas probable es que entre tantos miles de personas que ingresan no lo recuerde. Soy de La Falda. Técnicamente estas cavernas podrían ser disputadas entre La Falda y Huerta Grande, ya que están ubicadas en predios conocidos como «La Muyuna» desde hace muchos años.
Conozco al propietario del campo desde que éramos adolescentes. No tuve el gusto de ingresar a estas formaciones, pero si lo hice en otras que están más hacia el sur, a la altura de Valle Hermoso. Se que puedo ser plomizo, pero me gustaría contarle mi experiencia: Tendríamos 16 años aproximadamente un grupo formado por cuatro varones que decidimos «ir a explorar» las cavernas que alguna vez habiamos visto desde el paseo «Trencito del 900». Este último se trataba de un recorrido en un antiguo tren minero (Trocha angosta) preparado para llevar turistas, en un paseo que penosamente hoy no existe más.
Partía de una vieja estación parte de un complejo minero en Valle Hermoso. Hoy funciona allí el «PASEO CON CIENCIA», interesante vuelta de tuerca para aprovechar instalaciones que son históricas y posee entre otras cosas, un tajamar construido en la época de los primeros colonos españoles de Punilla.
Uno subía al viejo tren, traqueteando por las vías bien conservadas (tempranos años 70) avanzaba entre granitos y calcitas con un bastante bien informado guia que iba describiendo todo el camino. Cruzaba un hermoso puente a unos treinta metros del Rio Grande de Punilla, sin barandas.. (recordando en menor medida al tren de las nubes) que hoy ya no está quedando solo el precipicio. Nos mostraban algo que para mi es una maravilla del pasado, una vieja usina eléctrica que aprovechaba para mover sus turbinas la caída de agua artificial desde una gran pileta construida en lo alto de una loma, hasta lo profundo de un valle por donde corre el rio. Hoy lo podriamos ver si viajamos a lo que se ha dado en llamar «Peñón del Indio». A principio de siglo, la zona tenía su propia producción de energía eléctrica, sin demasiado gasto y con el aporte de los vecinos desde Huerta Grande hasta valle Hermoso.
Continuando el viaje del TROCHITA, realiza numerosas maniobras en «Z» para poder ir subiendo empinadas cuestas, cruzando cortes efectuados en el granito, finalmente llega a un pequeño poblado o caserío, perteneciente a las Canteras de Valle Hermoso. Allí vivían y morían los empleados de esas canteras.
El recorrido en tren se detenía finalmente, en un estrecho corredor vial, y ahora de a pie, caminabamos hasta los viejos túneles por donde alguna vez circulaban los carretones con mineral. Cruzabamos por estos túneles y llegábamos un sorprendente lago o laguna que se formó, según el guía, por aguas subterráneas que habíaa anegado la cantera, de un color verde azulado, proporcionado por los sulfatos de cobre (tambien según el guía…)
Luego, Nos acompañaban por las diversas canteras, mostrándonos afloraciones de cuarzo cristalino, vetas de calcitas, mármoles, cuarzos rosados, increíbles vetas de mica compacta… para mí, que toda la vida me gustó esto de las piedras era como estar en la pelicula «El Oro de Mackenna» y quería llevarme cada trozo de cristal que encontraba… claro, tenía diez años o algo así. Terminaba el recorrido en una de las canteras donde a la distancia se observaba la entrada de dos cavernas. Una perfectamente circular, a la que se nos permitió ingresar unos metros hasta donde daba la luz natural. La segunda, una maravilla de cristales de pequeño tamaño de color rosado, como vellos, cubría todo el techo de ésta, mientras que el suelo, se veia cubierto de formaciones que asumimos serían estalagmitas con forma de hongos globulosos superpuestos. Esta formacion blanca y globulosa, cubría practicamente todo el piso de la caverna de la derecha, que no tenía más de 60 cm de altura. De muy dificil acceso por la rugosidad del piso, (había que hacerlo de rodillas) se nos explicó que era peligroso porque el techo no era estable. Y de allí se emprendía el regreso, maravillados por tanta maravilla junta.
Esto motorizó mi amor por las piedras, pero no fue suficiente como para estudiar seriamente la geología. Todo el mundo me metió miedo con las matemáticas, materia que odiaba, y despues debí encarar cuando estudié algo de programación.
Ahora viene la segunda parte, los cuatro pibes que, ya con 16 años, cruzamos a pie por donde hoy está el Dique de La Falda, y a campo traviesa, (ojo no era tan facil, nunca me había clavado tantas espinas) llegamos a otra formación que luego supimos era conocida como «Cueva del Indio». También se encuentra en las estribaciones de la Pampa de Olaen. Se ve a la perfección, hoy en día, desde el viejo basural a cielo abierto de La Falda.
No cabían nuestros ojos en las órbitas al ver aquel lugar. Una caverna cuya pared Nor Oeste (si mi brujula mental no me falla) se habría desplomado en alguna exploración minera, se muestra como una gigantesca Caries de la montaña. Estimo tendrá unos sesenta metros de altura aunque varía mucho ya que su superficie interna es muy accidentada. Todo el piso tapizado de las mimas «estalagmitas» que seguro deben tener nombre propio que parecen hongos blancos. Luego he visto algunas de estas globulosidades cortadas al medio, y tienen la apariencia de una formación cristalina con crecimiento radial desde el centro a la parte externa que tomé por cuarzo pero sería carbonato de calcio. De cualquier manera, son hermosas, y creo están a la altura (en belleza, no en dureza) de las piedras semi preciosas que se venden cortadas en rodajas en Misiones, Paraguay y sur de Brasil. Tal vez es mejor así, que no se conozca tanto, o la depredacion sería total.
Allí mismo, en el extremo sur Este de la gran caverna, se encuentra una boca circular, que aparece como una entrada descendente. Los locales (hay un pequeño caserío en las inmediaciones) relatan que un cura (¿?) ingresó una vez por allí y nunca regresó. Estas formaciones son conocidas como Las Cuevas de San Antonio.
No nos animamos a entrar con tales antecedentes y además porque se necesitaba de cuerdas y arneses que no teníamos ni podríamos llegar a conseguir por aquellos años. Ni hablar de cascos y linternas.
Salimos de esta «Cueva del Indio», ascendimos por la parte externa y encontramos viejos caminos seguramente pertenecientes a las canteras que se habían explotados allí (canteras y caleras). Continuando por estos caminos (ya sin tantos espinillos, arañas y víboras como las que encontramos hasta alli) desembocamos donde? En las canteras de Valle Hermoso, que habÃa visitado en mi niñez con el Trencito del 900.
Encontramos aquellas cavernas que describí en el parrafo de arriba. La circular a la izquierda, con un acceso limpio y fácil (mido 1.88 y entraba de pie, completamente extendido), hacia el Sur Oeste y la otra, a la derecha orientada hacia el Nor Este.
Ingresamos (irresponsablemente, sin dudas) a la primera, improvisando antorchas, hasta que pudimos continuar de pie. No fue mucho, aunque estimo unos cincuenta metros. También lo hicimos en la «grieta» como le decíamos a la de la derecha. Lastimándonos las rodillas, recorrimos por aquella abertura, con bastante luz natural, ya que se extendía a lo ancho muchos metros, (estimo unos 20 metros o más) Descubrimos que se trataba de una red de túneles bajos, tapizados arriba con las micro estalactitas rosadas que llamabamos «Cepillo», parecidas a las «cilias» que se ven en algunos tejidos humanos al microscopio. En el piso las omnipresentes estalagmitas tipo hongo. Al encontrar un esqueleto de cabra muy adentro, nos llenamos de terror pensando que podría ser la guarida de algún puma y que este, si aún vivia, podría andar no muy lejos. Y ya bajando el sol, nos retiramos del lugar, prometiendonos una segunda visita, llevando al menos, linternas y sogas.
Algun tiempo despues (seguiamos siendo adolescentes descerebrados) volvimos y recorrimos ambas cavernas, con linternas y unas sogas que nos atamos en la cintura entre nosotros, cosa que si uno se perdía, todos nos perderíamos… pero al menos si se nos abria un agujero en el piso, alguno podría salvarse.
En la caverna de la izquierda, los pasos suenan como si estuvieramos dentro de un tambor. Por eso suponemos que la montaña esa debe parecer un queso gruyere, lleno de cuevas de diferentes tamaños. Ingresamos esta vez hasta que ya no podíamos más, arrastrándonos hasta que se hacía dificil respirar por el polvo (levantado por nosotros) y la humedad que se percibia en el aire. Y una cuota de fobia también. Estimamos haber ingresado cerca de cien metros, no en linea recta, sino con subidas, bajadas, etc. Aunque esa caverna es bastante derecha en cuanto a la dirección que lleva hacia el Sur Oeste.
Salimos AMARILLOS de esa caverna, ese es el color del polvo que cubre piso y techos. No vimos allí estalactitas o estalagmitas salvo algunas afloraciones aisladas de los «Hongos» blancos descritos antes.
Volvimos a entrar a «La Grieta». Allí, al desviarnos hacia la izquierda, (alejandonos del esqueleto de cabra que estaba a la derecha) y tras arrastrarnos varios minutos por galerías bajas, nos sorprendió algo que denominamos «la catedral»… Una caverna enorme, casi tan grande como la de «la cueva del Indio» en la que era dificil ver la altura ya que la luz de la linterna apenas alcanzaba sus límites. Nos quedamos allí extasiados durante unos minutos, tratando de hallar túneles que continuaran hacia algun lado, pero no lo encontramos. Se notaba en el piso rastros de desmoronamientos por lo que decidimos que no era muy seguro aquel lugar y nos retiramos antes que nos echaran de menos en nuestras casas.
Volví a ir al lugar con diferentes personas varias veces, pero ya no me animé a entrar a las cavernas. Me contenté con nadar en las lagunas. Y ahora no entraría por nada, salvo que fuera con algún grupo que: Primero me explicara que es lo que estoy viendo y segundo, estuviera en condiciones de auxiliarme ante un accidente.
No se en que condiciones se encontraran las cantera y las cavernas mencionadas, en la actualidad, ya que se reanudó en varias ocasiones la explotacion minera. Espero que alguien atinado, haya acertado a preservarlas para el estudio o para generaciones futuras.
Aun sin saber de geología, aquellas experiencias me llenaron de júbilo y me maravillaron ante la diversidad en la que se expresa la naturaleza y lo fácil que destruimos aquello que está en un equilibrio muy fragil.
Bueno pido disculpas por la extensión pero no quería estar ajeno al tema ya que lo vivi de cerca. Si quiere que le brinde precisiones estaría encantado de hacerlo. Un abrazo.
ALBERTO.
Me encantó tu experiencia y el amor con que la relataste. Alberto, las cavernas siempre nos apasionan con su magia y su misterio