Otro de «esos momentos»

Como parte del listado de mis momentos de puro placer en el campo, voy a mencionarles hoy, ese día luminoso y perfecto, en que pude poner un pie a cada lado de una divisoria de aguas.

Luego de un largo ascenso, nos vimos de pronto en la cima misma de un cerro que separaba claramente las aguas que discurren en dos direcciones opuestas. Poner un pie en cada una de las dos nacientes de ambas cuencas fue maravilloso, por varias razones. Por un lado la divisoria se alza a alrededor de los 1250m, lo cual es bastante accesible, por otra parte, la cumbre donde pude pararme es de un perfil tan estrecho que permite «montarse» sobre su filo, Y por fín, fue una de las tardes más límpidas, cálidas, soleadas y sin viento que recuerdo. Un día, en suma, perfecto, y una pausa inolvidable que permitía disfrutar el paisaje en 360° sin impedimento alguno. Ni siquiera una nube, o bruma o niebla que desdibujara la definición de ese maravilloso momento.

Eso fue en la zona de la Reserva de Vaquerías, que administra la Universidad Nacional de Córdoba, donde estábamos dirigiendo el Trabajo Final de una alumna.

Parece poco, pero son ésos los momentos que por la causa que sea se graban en la memoria, y se atesoran para siempre.

Un abrazo y hasta el lunes. Graciela.

P.S.: Sobre la parte científica de esa divisoria ya vendrá otro post. Hoy sólo quiero saborear despreocupadamente el recuerdo…

P.P.S.: La foto es de Instagram, de este sitio.

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