Poemas de un geólogo.
Otro fin de semana con un poema de un colega, que generosamente me autorizó a difundir sus textos en mi blog.
LAS CINCO DE LA TARDE
por Miguel Ángel González Vásquez.
Las cinco de la tarde
caminan con la sombra
de ventana y cortinas
por sobre mi escritorio.
Escribo perfilando las formas de un futuro;
sintetizo la idea
de lo que será, acaso,
sólo un conocimiento
o un sentido de vida;
algún aporte práctico a este pisar la tierra.
Voy dejando incesante, mi marca sobre el tiempo
como esta sombra muda
que transita papeles por sobre mi escritorio.
Ella es hija del Sol.
Y yo también, como ella, me origino del Sol,
no sólo por mi marca sobre el tiempo.
Cada átomo que forma
mi cuerpo,
mis costados,
mis arribas y abajos,
se mueve con la fuerza
que alguna vida previa
robó al Sol una tarde…
Hasta la fuerza misma de pensar estos versos;
de amalgamar ideas
con mil datos dispersos
y ayudar a la vida.
La sensación inmensa que me da una mirada,
un gesto, una palabra…
y el sabor de las mieles y el calor del verano…
los olores domésticos del pan
recién horneado…
Un beso…
una caricia… un susurro escondido
en el hondo misterio de las noches.
Todo viene del Sol.
Viene del universo
que no tiene fronteras en el tiempo.
Soy una circunstancia
y como tal, etéreo, inpalpable e inmenso
en este relativo rodar de eternidades,
que hace escribir mis versos
y me da sentimientos
para querer que un día,
mis átomos dispersos
vivan la paz del mundo
en otro cuerpo
que prosiga sintiendo cual yo,
hoy,
que estoy vivo!!
Tengan un buen fin de semana. Un abrazo, Graciela.