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Las pruebas de la deriva de las placas tectónicas. Parte 1.
Lo primero que quiero advertirles es que este tema es lo bastante interesante como para ameritar un post extenso, que por eso mismo dividiré en dos partes. Y ahora sí vamos a lo nuestro:
En un post anterior, ya les he presentado una aproximación a la teoría que se reconoce como el principal antecedente de la Tectónica Global, hoy considerada válida.
En ese momento, hablamos de la deriva continental, y la criticamos, rescatando de ella lo que continúa vigente, y señalando lo que ya no se sostiene en el paradigma actual. Pero les recuerdo que en ese post solamente hablamos de la deriva continental centrándonos en las primeras observaciones que hicieron algunos científicos respecto a las coincidencias de las formas costeras a uno y otro lado de los océanos, y que permitieron reunir a todos los continentes en el antiguo supercontinente llamado Pangea.
No obstante, existen muchísimas otras pruebas científicas que avalan la idea de que las placas se han desplazado- y siguen haciéndolo- a lo largo del tiempo geológico.
Algunas de esas pruebas fueron aportadas por el mismo Wegener, (quien de hecho murió en una de las campañas que emprendió en su búsqueda) y otras se fueron sumando a lo largo de muchos años de estudios posteriores.
Hoy veremos las principales pruebas, pero consideramos como tema ya sabido el de las coincidencias en las formas continentales, punto que no repetiremos aquí.
¿Cuál es el listado de las principales pruebas de la deriva de placas?
- Pruebas paleogeográficas.
- Pruebas paleontológicas.
- Pruebas paleomagnéticas.
- Pruebas geológicas.
- Pruebas paleoclimáticas.
¿Cuáles son las pruebas paleogeográficas?
Ya lo relativo a la coincidencia de costas, repito, lo vimos en otro post, pero hay otras pruebas igualmente valiosas que enumeraremos en este punto, y que se pueden visualizar en la Figura 1.
Para comenzar, digamos que existe también una notable similitud entre las cadenas montañosas, que al juntar los continentes, como se supone estaban en la Pangea, se continúan de manera impecable. Hoy, en cambio, esos sistemas orográficos están en costas alejadas por cientos o miles de kilómetros. Las bandas de plegamiento que terminan actualmente de manera abrupta en los bordes continentales son de la misma edad, litología y características estructurales.
Acontecimientos simultáneos de tal identidad resultan difíciles de explicar como hechos independientes, mientras que suponerlos como parte de una unidad luego fragmentada, al separarse los continentes, es de una lógica innegable.
Pueden ver los ejemplos en la Figura 1, donde marcado con C aparece el que tal vez sea más fácil de visualizar; correspondiente a lo que se conoció como Orogenia Caledónica, acontecida entre el Silúrico y el Devónico, y que como ven, afectó a Groenlandia, Escocia y Escandinavia. Si siguen el trazado en el mapa donde los continentes se han reunido como estuvieron en la Pangea, la continuidad resulta evidente.
Otro caso similar es el de la Orogenia Hercínica, también Paleozoica, que atraviesa Norteamérica, las Islas Británicas y la frontera euroasiática, con notables similitudes. Llevando los continentes a su posición actual, las cordilleras parecen segmentos sin ninguna relación, lo cual no explica las similaridades señaladas, y la simultaneidad de los acontecimientos que reflejan.
¿Cuáles son las pruebas paleontológicas?
Pueden observar ahora la Figura 2, y verán zonas que comparten contenidos de floras y faunas fósiles semejantes, en regiones que alguna vez formaron parte del mismo supercontinente, y que hoy se encuentran aisladas por el océano.
Durante millones de años, los ejemplares fósiles correspondían a los mismos géneros y especies, con variaciones locales poco significativas. Sin embargo, hoy, las floras y faunas de América del Sur, África, India, Australia y Antártida- que alguna vez conformaron la parte sur de la ex Pangea, y que al separarse de ella constituyeron Gondwana- no pueden ser más diferentes.
Esto se explica de forma sencilla: antepasados comunes, al quedar aislados por la apertura de los océanos, evolucionaron de maneras independientes hacia las especies que hoy pueblan cada uno de los continentes modernos.
Hasta aquí la parte 1 del post. El lunes próximo seguiré contestando las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las pruebas paleomagnéticas?
¿Cuáles son las pruebas geológicas?
¿Cuáles son las pruebas paleoclimáticas?
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: Las imágenes que ilustran el post son del libro Geología Global de Khan, salvo la Figura 2 que es de Wikipedia.
Otro paso para entender la Tectónica de placas.
Para poder entender el post de hoy, es indispensable que recuerden la primera introducción que hice en su momento sobre el tema, lo cual pueden ir a revisar en este post.
En ese prólogo, les presenté un listado de las cosas que resultan bien explicadas a través de esa teoría que marca el paradigma actual de la Geología.
Ahora, comenzaremos a explicar qué rasgos particulares tiene cada uno de los elementos de ese listado.
¿Cómo es la distribución de los océanos y continentes?
Hoy sólo nos referiremos a la forma superficial de los continentes y océanos. Lo que sucede en profundidad lo veremos más adelante, en otro post.
Con solamente mirar el mapa, puede notarse que hay una cierta correspondencia en los contornos de los continentes a uno y otro lado de los océanos principales. Es decir que podrían ser movidos imaginariamente hasta hacerlos coincidir entre sí, como las piezas encajantes de un rompecabezas, sin excesivas dificultades. Ese dato no es menor ni puede atribuirse a una simple casualidad, y resultó ser una observación vital para ir construyendo el actual paradigma de la Ciencia Geológica.
¿Cuándo se aludió por primera vez a esa característica?
Ya tan temprano como en 1620, Sir Francis Bacon, apuntó a la marcada semejanza, y mejor complementación entre las costas occidentales de África, y las del este de América del Sur.
En 1858, el geólogo Snider fue mucho más allá, atreviéndose a yuxtaponer los continentes del hemisferio norte, y a cerrar la brecha que entre ellos implicaba el Océano Atlántico, a los fines de poder dar explicación a la coincidencia de fósiles hallados en sendas capas de carbón de Estados Unidos y Europa. Una idea de lo que él planteó se observa en la Figura 1, que he modificado de este sitio. (Introduje las modificaciones sobre todo para eliminar el texto, que no tiene el suficiente rigor científico).
Más adelante también Baker, Taylor y otros rescataron esas observaciones.
¿Qué validez tienen esas primeras observaciones?
Mucha, por cierto, pero con algunas salvedades.
Si en lugar de tratar de hacer coincidir los bordes emergidos, se intenta la reconstrucción a nivel de los bordes de las plataformas submarinas (conceptos que profundizaré en otro post), el ajuste es mucho más completo. Y se perfecciona más si no se toman en cuenta las modificaciones relativamente recientes, como avances de deltas hacia el mar, retrocesos de acantilados o antropizaciones como polders, etc.
En otras palabras, el hecho de las similitudes de costas existe, el tema es su mejor interpretación.
¿Quién intentó una primera explicación completa para lo observado?
Todos los autores mencionados fueron aportando ideas, que fueron muy inteligentemente reunidas por Alfred Wegener, meteorólogo alemán de quien ya les he hablado antes, en su libro Die Entstehung der Kontinente und Ozeane (El Origen de los Continentes y Océanos), aparecido en 1915. En ese texto, Wegener postulaba que los continentes habrían sido alguna vez parte de un todo, y por razones que se debían seguir investigando, se habrían fragmentado. Cada una de las porciones menores (los continentes) habrían comenzado a derivar como balsas sobre el océano que los rodeaba, hasta alcanzar las posiciones actuales. Su teoría se llamó por eso «Deriva continental», y volveremos a analizarla en detalle más adelante en varios posts.
El libro portador de esas ideas fue defenestrado, discutido y resistido primero, pero sería mucho después reconocido como el más completo y perfecto antecedente de la Tectónica Global.
¿Era correcta la interpretación de los hechos que hizo Wegener?
En gran medida sí. Tanto que hoy, recortando sus errores, constituye el núcleo central del paradigma vigente. El gran error, como veremos con mayor detalle a medida que avancemos en nuestra reconstrucción de la Tectónica Global, residió en el hecho de considerar a los continentes como unidades que se desplazaban sobre el océano, cuando en realidad los océanos y continentes se desplazan juntos como pasajeros de las placas, cuya superficie de deslizamiento es mucho más profunda que el fondo oceánico. En otras palabras: NO existe deriva de continentes, sino de placas tectónicas.
Pero eso ya es tema para otros encuentros, y antes debemos completar muchos conceptos previos. Precisamente por eso, en varios posts venideros seguiremos profundizando en los otros elementos de ese listado que les aconsejé ir a revisar. Así avanzaremos lentamente hacia la comprensión más profunda de la Teoría de Tectónica Global.
Si este post les ha gustado como para llevarlo a su blog, o a la red social, por favor, mencionen la fuente porque esta página está registrada con IBSN 04-10-1952-01.
Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
P.S.: La imagen que ilustra el post es de este sitio, y lo he seleccionado porque es el más despojado de cuantos vi, de modo que no distrae de lo que quiero señalar.