Cómo conservar el agua siempre fresca en el campo

para-blog-002En estos días de terrible calor, mantener el agua fresca a lo largo de una caminata, puede ser todo un problema en el campo .

Me dirán ustedes que no, que para eso se inventaron las cantimploras, y las conservadoras de hielo, y yo estaré sólo en parte de acuerdo con ustedes.

Cuando se trata de una permanencia de un día, la cantimplora puede ser un fresco suministro más que suficiente, y la conservadora, bien surtida, esperando en el vehículo, para culminar la jornada, puede ser un regalo del cielo.

Pero ¿qué pasa cuando uno va a estar varios días en un campamento en el medio de la nada? No piensen en un camping de lujo con todos los chiches, incluyendo una proveeduría con bebidas  frescas y con hielo para reponer en la conservadora todas las mañanas.

Piensen mejor en una carpa en el medio de la precordillera, o en un viaje de varios días atravesando parajes inhóspitos donde los bidones de agua van fuera de la conservadora, porque ella está reservada para la comida, (del primer día y gracias, porque después ¡¡¡chau hielo!!!)

Allí es donde los pequeños trucos que nos sugiere la experiencia se valorizan.

Yo, por ejemplo, he renegado de las caramañolas.

Y paso a explicarles por qué.

Son excelentes aislantes térmicos, es decir que mantienen la temperatura original del líquido, o sea que si yo la cargo de un bidón a temperatura ambiente, tomaré algo más parecido a un caldo que a una bebida refrescante.

Con ellas no puedo enfriar una bebida, sólo puedo conservarle la temperatura que ya tiene.

Entonces, la modesta y nunca bien ponderada botellita plástica de gaseosa de medio litro se convierte en mi estrella favorita.

Pueden usar envases más grandes si quieren, pero a mí esa miniatura me alcanza, y es muy cómoda para transportarla cargada al hombro durante kilómetros y kilómetros de caminata.

El primer día, salgo de mi casa con el agua congelada en la botella, (siempre tengo dos o tres botellas listas en el freezer) y a medida que transcurre la jornada, la voy consumiendo según se descongela.

Su transporte me es muy cómodo en un pequeño aparejo ad hoc que descubrí en Perú, y que ahora me acompaña a todas partes. Y que es el que ilustra este post precisamente. Un par de tiras, una faja de tela, y allá va la botellita, sin molestar a nadie, y sin quejarse ni una vez, colgando de mi hombro.

Para la siguiente recarga, al día siguiente, cuento con el bidón, pero ¿cómo refresco el agua?

Aprovecho sus propiedades térmicas, de las que hablaremos en detalle muy pronto, porque son fascinantes.

En efecto, sabemos que el agua consume una gran cantidad de energía térmica (calor, bah,) para evaporarse, y toma ese calor de todo lo que se le ponga a tiro. Por ejemplo mi botellita.

Entonces ¿qué hago? Muy simple, envuelvo la botella con el agua a consumir, en un trapo empapado, y lo dejo al aire por un par de horas.

Mientras preparo el desayuno, y lo tomo, por ejemplo, mientras ultimo los detalles del plan de la jornada y me visto para partir, etc, etc.

En ese tiempo, el agua del trapo se irá evaporando y mi bebida se enfriará notablemente.

En el portabotella, mi envase puede ir envuelto todo el tiempo en el trapo hasta que se seque del todo. Cada tanto puedo remojarlo en un arroyo, o con un poco de la misma agua de la botella, sólo como para mantener el proceso de evaporación. (No abusen que el agua es para tomar)

Hagan la prueba, y verán que funciona. Cuanto más viento corra, más intenso el proceso de evaporación y más fría el agua, o la coca, o la naranjada, o lo que tengan en el envase.

¿Les gustó el truquito? Pronto les traeré otros.

Un abrazo. Graciela.

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4 comentarios para “Cómo conservar el agua siempre fresca en el campo”

  • Eduardo says:

    Nunca hiciste la colimba, no? Las caramañolas de los ejércitos en serio son de aluminio, un material que transmite el calor que el plástico. Todas viene recubiertas con un paño o fieltro al que se moja cada vez que se puede. Eso enfría al agua dentro de la misma. También solíamos ver colgando las viejas bolsas de lona mojada en los paragolpes de los camiones (ya no se usan porque los camiones vienen ahora con aire acondicionado). El viento de la marcha del camión (80 kph normal) evapora al agua que empapa a la bolsa (se va filtrando desde adentro porque eran de tela de urdimbre apretada) y enfría al contenido.

  • Graciela says:

    No, Eduardo, las mujeres nunca hicimos la colimba en Argentina, y desde la década del noventa no es obligatoria para los hombres tampoco. Pero lo que contás confirma lo que expliqué en el post.

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