Tratamiento de aguas servidas, a través de filtros «suelo-planta».
Este tema fue novedoso en la década del noventa, y si bien desde entonces hay alrededor de mil plantas en operación, mucho me temo que el tema no se difundió como merece.
Es por eso que vuelvo a actualizar el concepto, hasta ahora abrazado casi sin excepciones, solamente por ONGs.
¿Cuál es el principio básico de las plantas de tratamiento de aguas servidas que incluyen el complejo suelo-planta?
Toda la idea se fundamenta sobre el reconocimiento de que algunas plantas muy específicas metabolizan determinados contaminantes sin sufrir daños, y devolviendo efluentes en muchos casos más limpios que los que habitualmente salen de las plantas de tratamiento tradicionales.
¿Cómo es el diseño de estas plantas de tratamiento?
Comencemos por recordar el sistema tradicional, ya que las primeras etapas se mantienen también en este modo alternativo de tratamiento y recuperación.
Los principales componentes de los sistemas sépticos residenciales tradicionales son: un tanque, o un sistema domiciliario de conducción hasta una cámara séptica, hacia donde las aguas negras son movilizadas por simple gravedad- o en casos particulares con bombas adecuadas-; una cañería que da salida a los fluidos resultantes hasta los sistemas colectores cloacales de cada urbanización; y finalmente las plantas de tratamiento y depuración de los efluentes de toda la red domiciliaria.
Las aguas de desecho incluyen una variedad de sustancias orgánicas e inorgánicas cuya transformación comienza en el propio domicilio, en la cámara séptica, donde los sólidos orgánicos se depositan en el fondo, generando un sedimento fangoso, mientras que los elementos más livianos, como grasas, papel higiénico, etc., forman una especie de espuma en la parte superior.
El agua algo más clara que queda entre ambas fracciones es la que sale por las vías de conducción hacia la red cloacal. En este ambiente empobrecido en oxígeno, proliferan las bacteria anaeróbicas, que a lo largo de un tiempo descomponen los materiales orgánicos, generando a partir de ellos gases como el metano y el sulfuro de hidrógeno (tan fragante como los huevos podridos) que se liberan por tubos de ventilación, generalmente ubicados en los techos de los domicilios.
Por cierto el trabajo de las bacterias anaeróbicas es incompleto y sólo significa una primera etapa en todo el proceso.
Más tarde, las aguas que se han conducido por la red cloacal, alcanzan las plantas de tratamiento, que tienen diversos diseños en las distinatas ciudades y países, según las correspondientes regulaciones legales.
Esta nueva etapa de tratamiento que se conoce como secundaria, normalmente ocurre a gran distancia de las áreas más pobladas y clásicamente incluye un pasaje por arenas y gravas filtrantes de los materiales más gruesos, antes del ingreso a nuevas piletas de decantación para permitir la continuación del proceso de digestión por las bacterias anaeróbicas en los fangos del fondo, y de las aeróbicas – que descomponen otras sustancias desechadas en elementos inocuos- en las áreas superficiales.
La tercera etapa apunta a eliminar los elementos patógenos, para lo cual se usan normalmente desinfectantes y agentes químicos como el cloro, entre otros.
Con un sistema bien controlado, y en óptimo funcionamiento, las aguas resultantes pueden considerarse lo bastante limpias como para su enterramiento o liberación en canales debidamente seleccionados.
En los sistemas alternativos, de los que existen numerosas variantes, una de las menos costosas es la inclusión de plantas en las áreas filtrantes, para generar un complejo más efectivo que la sola acción de los materiales inertes como la arena y las gravas que mencionamos más arriba.
Es decir que el cambio y la novedad ocurre en la etapa secundaria, mientras que todo lo mencionado en relación a las cámaras sépticas es exactamente igual.
La gran novedad es la inclusión, como elementos filtrantes, de suelos que se «construyen» sobre plataformas impermeables, para evitar contaminación in situ de las napas subterráneas y suelos naturales aledaños; y que se colonizan con plantas hidrófitas o limnófitas, es decir aquéllas que medran bien en suelos con escaso drenaje y por ende, permanentemente saturados de agua. Deben ser además plantas que se vean escasamente afectadas por los elementos presentes en las aguas grises, y que tengan afinidad por el clima de la zona, o sean tolerantes en cuanto a una cierta variabilidad.
Buenos ejemplos son: Phragmites communis, Scirpus spp y Thypa spp.
La función que cumplen estos sistemas mixtos de suelos y plantas, se relaciona con el efecto de la rizósfera (área afectada por las raíces), que por un lado aumenta la conductividad hidráulica, y por el otro genera secreciones de ácidos orgánicos de origen radicular. Todo en conjunto da lugar a un verdadero «reactor biológico» que puede tratar entre 10 y 50 veces más cantidad de aguas servidas en el mismo espacio que una planta de tratamiento tradicional.
¿Cuál es la ventaja del tratamiento con filtros suelo-planta, con respecto a las plantas tradicionales?
La principal ventaja ya fue mencionada, y es su mayor rendimiento por metro cuadrado, lo cual permite un mejor aprovechamiento para comunidades emplazadas en terrenos escarpados, rocosos o de difícil acceso que muchas veces dificultan la instalación de plantas de tratamiento que requieren grandes superficies.
Por otra parte, la presencia de la vegetación da al conjunto un aspecto menos ofensivo que las plantas de tratamiento tradicional, y sirven para reutilizar terrenos abandonados por otras actividades contaminantes como algunas formas de minería o determinados tratamientos industriales.
También son menos los requerimientos de insumos químicos, por la capacidad de la vegetación de actuar como un sistema que elimina o metaboliza buena parte de los desechos, que son aprovechados para extraer de ellos nutrientes.
Por otra parte, análisis químicos han demostrado que las bacterias patógenas como las Colii son tan escasas luego del tratamiento como para que el agua pueda usarse para todos los requerimientos sanitarios domésticos (higiene personal, lavado de ropa, aseo de la casa, riego de jardines, etc.), aunque no se recomienda beberla ni lavar con ella los alimentos, o regar huertas domiciliarias, sin adicionarle algún desinfectante extra.
¿Cuál es su principal desventaja?
Dos son las desventajas principales: una es el prejuicio de la población que tiende a creer que solamente el empleo de gran cantidad de desinfectantes garantiza un buen tratamiento de los vertidos; y la otra, el tiempo de espera hasta el completo funcionamiento de la planta, ya que la vegetación no crece de la noche a la mañana.
¿Ha habido ya experiencias satisfactorias?
Sí, tanto en Europa, como en América y África, habiéndose demostrado que el tiempo de espera se acorta en estos dos últimos continentes, porque el clima acelera el crecimiento vegetal.
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Un abrazo y hasta el miércoles. Graciela.
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